Si uno se dirige al norte de El Hierro, puede toparse con un pequeño caserío que combina lo mejor de la arquitectura tradicional de la zona con un paisajes naturales extraordinario. Se trata del Pozo de las Calcosas, un poblado muy llamativo y acogedor que se encuentra bajo la atenta mirada del dios de los mares.
Pozo de las Calcosas y su esplendor salvaje
El Pozo de las Calcosas no destaca precisamente por su tamaño, sino por la tranquilidad que ofrece y la singular belleza de su entorno y sus casitas. Sus paredes de piedra volcánica combinan con las tonalidades oscuras del terreno y contrastan con la espesa espuma del mar que abraza la orilla.
Las casitas están coronadas por lo que se conoce como techos de colmo, hechos de paja de centeno. Para cultivar este cereal no es necesario un terreno demasiado fértil, por lo que, junto con la cebada, ha sido uno de los principales cultivos de la zona desde tiempos remotos. Este producto tan útil sirve tanto para preparar exquisitos bocados canarioscomo para techar las «casas pajeras» del Pozo de las Calcosas.
El encanto del Pozo de las Calcosas va más allá de su belleza salvaje, de su piedra volcánica y de su paja. Este pequeño caserío se encuentra en el extremo norte de la islas canariasen una ubicación que escogieron los vecinos de El Mocanal para Accede a la costa con más facilidad. y que hoy en día permite disfrutar de un paisaje excepcional.
Las imágenes sobrecogedoras de las infinitudes del Atlántico que se observan desde este enclave solo mejoran en el mirador que comparte nombre con él. Son tan asombrosos que trascienden el mundo terrestre y captan la atención de los mismísimos dioses. El propio Neptuno, el poderoso rey del mar.vigila las profundas aguas y observa a cada persona que visita el Pozo de las Calcosas esculpido en materiales reciclados, una escultura que refleja el espíritu creativo de los lugareños y su amor por la naturaleza.
Autor: Beatriz Lentisco
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