El pueblo pirenaico donde reina el silencio que es perfecto para una escapada de relax

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En pleno pirineo catalán Se encuentra un afamado valle de fama mundial: el Vall de Boí, que encierra un patrimonio histórico en forma de iglesias sin parangón. Al amparo, además, de paisajes de espectacular belleza e inmensidad. Esta tierra está salpicada de construcciones románicas y pequeños pueblos que las custodios, villas de calles pequeñas y empedradas, cultura centenaria y el regalo de la tranquilidad. Como resumen de todo esto, como lugar idóneo para conocerlo, aparece Durro..

Un poco de historia del lugar

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Durro. | Shutterstock

La pequeña localidad de Durro aparece citada, por primera vez, en documentos de mediados del siglo XI.. Entonces pertenecían, como el resto del valle, a los condes de Erill, que gozaron de gran poder en buena medida por su proximidad a la corona de Aragón. Tuvieron, de hecho, excelentes relaciones con Alfonso I el Batalladorque ya ha sido protagonista de nuestros textos históricos. Para él llevaron a cabo campañas militares que les granjearon unos ingresos, ingresos que invirtieron en lo que podría decirse que fue poner bonito el valle. Es decir, llenarlo de esas iglesias que hoy se admiran. Esto les asegura, claro, un buen trato con las autoridades eclesiásticas.

Nueve iglesias para atraerlos a todos. Siendo más precisos, ocho iglesias y una ermita, construidas todas entre finales del siglo XI y mediados del XII. Se sabe que los días 10 y 11 de diciembre de 1123 fueron consagradas las iglesias de Sant Climent y Santa María de Taüll. Todas se encuentran en un estado de conservación excelente, motivo por el que el Valle de Boícon sus templos románicos, fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco hace ya dos décadas.

Las claves de Durro

El color característico de este pueblo del Pirineo catalán.
El color característico de este pueblo del Pirineo catalán. | Shutterstock

Hay quien considera que Durro es el pueblo por excelencia del Vall de Boí. Lo cierto es que un paseo por sus llama puede antojarse un paseo por el medievo, pues ha conservado la estructura, las formas y el románico de aquellos años de gloria del lugar. Pura esencia rural en este Pirineo catalán que tantos rincones de ensueño ofrece.

Durro es un lugar que pasear sin prisa y sin mapa, como suele suceder con este tipo de villas. Sus calles empedradas son estrechas y las cuestas se sufren, pero cada recoveco es un mirador hacia el horizonte o hacia aquellos detalles más cercanos. Como esas casas de piedra que protegen de los inviernos más fríos, con los balcones decorados siempre que el clima lo permite y sus tejados de pizarra sobresaliendo sobre el gris de las construcciones. A 1300 metros de altitud, en Durro casi todo es silencio y tranquilidad.

En el mismo pueblo se encuentra la iglesia de la Natividad de la Madre Dios, que data del siglo XII. De estilo románico, tiene una torre de cinco pisos que guarda muchas similitudes con sus compañeras del valle. Cinco retablos barrocos destacan en su interior. En su parte posterior, sorprende un pequeño cementerio. Parece sacada de otra época porque, en fin, pertenece a otra época. Lo admirable es que haya llegado a esta como si el tiempo no hubiera pasado.

Rincones cercanos al pueblo

Ermita de Sant Quirc
Ermita de Sant Quirc. | Shutterstock

No sorprenderá a nadie saber que lo que uno debe hacer en el entorno de Durro es conocer el resto de las iglesias y villas que componen el Vall de Boí. Antes de comenzar por las más populares, no hay que dejar de acercarse a la ermita de Sant Quirc. Situada a 1500 metros de altitud, parece erguirse orgullosa sobre el valle. Cuenta la leyenda que en tiempos de sequía los vecinos, tanto de Durro como de Barruera, subían hasta la ermita a mojar los pies del santo para obligarle a devolverles la lluvia. También dice esta leyenda que un campesino impaciente por el agua se portó regular con el santo ya punto estuvo de inundarse el valle. Historias, en Durro, hay muchas.

Visitada esta pequeña pero preciosa ermita, hay que seguir descubriendo la zona y sus templos.. Quizás la más popular de todas sea la iglesia de Sant Climent de Taüll, en la entrada del pueblo de Taüll. Es el prototipo perfecto de iglesia románica de planta basílica y, además, su pantocrátor ha sido la imagen más utilizada para representar este estilo. La pintura original se conserva en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Pura esencia del Vall de Boí

El pueblo desde la ermita
El pueblo desde la ermita. | Shutterstock

A modo de resumen, podemos decir que Durro es perfecto para una escapada por el arte, la naturaleza, la Patrimonio de la Humanidad tan auténtico. Si hay que empezar a conocerlo por algún punto, elegir Durro como origen es una idea fantástica.

Autor: Judith Torquemada Fuente de contenido

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