Girona es de esas ciudades que roban el corazón. Basta dar una vuelta por su núcleo antiguo, el Barri Vell, para darse cuenta de que estamos ante una de las ciudades más esplendorosas de la Edad Media en toda Europa. Pero, lejos de estancarse en glorias pasadas, la ciudad ha seguido evolucionando y añadiendo atractivos. Aquí va una selección de las maravillas de Gerona ciudad.
Los 7 lugares que hacen de Girona ciudad una joya imprescindible
La catedral, prodigioso emblema de Girona
No es raro que las torres o algún pináculo gótico sean lo más visible de una ciudad desde la distancia. Lo extraordinario es que la catedral entera, visible en toda su grandiosidad, domina la imagen urbana. Así sucede con la catedral de Santa María, que irradia su poder subir a los 90 escalones que la separan de la calle.
Su nave es la más ancha del mundo en estilo góticocon casi 23 metros, y de otros estilos. solo la supera la basílica de San Pedro del Vaticano. La catedral se asienta en el corazón mismo de la vieja Gerunda romana y funde el románico, el gótico y el barroco en un solo templo. La impresionante escalinata es del siglo XVII, y ya forma una unidad indivisible que se eleva sobre nosotros.
El románico de Girona: Sant Pere de Galligants
Más de mil años han pasado desde que se iniciara la construcción de este monasteriouna antigua abadía benedictina que se cuenta entre lo mejor que se ha conservado de arte románico en la ciudad. Por fuera son bien reconocibles el campanario octogonal o el rosetón, y dentro accedemos a un mundo de reconocimiento y espiritualidad donde la penumbra parece hablarnos.
El claustro invita a imaginar la vida de la pequeña comunidad que habitó entre estos muros, mientras que las extrañas tallas de los capiteles, con sorprendentes animales y geometrías, es Todo un enigma que desafía nuestra imaginación. y nos seducen con sus formas. Su actividad como monasterio cesó en 1835, pero nos queda uno de los monumentos más sugerentes del románico catalán.
Sant Feliu, los orígenes del cristianismo
La iglesia de Sant Feliu, o Sant Fèlix, es una colegiata que nos lleva de la mano a los primeros tiempos del cristianismo y de la propia ciudad. Cargada de historia y misticismo, enriquece más si cabe el corazón monumental del casco viejo. La construcción que vemos hoy es esencialmente gótica.coronada por un esbelto campanario junto al río, y fue durante mucho tiempo el templo principal de la ciudad.
Félix fue un mártir local de gran importancia, y en el lugar de su muerte se alzó un templo que atrajo a peregrinos llegados de todas partes. Algo que atrapa de esta iglesia es su atmósfera, un equilibrio particular entre la grandeza de su arquitectura y la espiritualidad que desprende. Sant Feliu es un rincón de Girona que invita a detenernos y conectarnos con el alma de la ciudad.
El Call, una de las mejores juderías de Europa
«Call» es como se conoce en Cataluña a las juderíasy la de Girona es una de las mejores conservadas de Europatestimonio vivo de la rica herencia cultural de la ciudad durante la Edad Media. Esta maraña de calles estrechas adoquinadas, patios escondidos y casas de piedra nos regala la posibilidad de caminar por un escenario que apenas ha cambiado en siglos.
Entre los siglos XII y XV, Girona albergó una próspera comunidad judía que dejó una huella imborrable. El Call era epicentro de su vida cotidiana, donde se mezclaban el comercio, la religión y el saber. La ciudad fue, por ejemplo, uno de los más destacados centros de la cábala, la tradición mística judía, y en estas calles vivieron figuras como Najmánides, uno de los mayores eruditos de su tiempo.
El pequeño oasis de los baños árabes
Los baños árabes son un fascinante vestigio del pasado medieval y sin duda una de las más destacadas maravillas de la ciudad de Girona. A pesar de su nombre, no son de origen árabe, sino que imitan el estilo de los baños islámicos. Estos baños públicos construidos en el siglo XII eran lugar de encuentro, relación e higiene para la poblaciónuna costumbre heredada de las tradiciones romana y musulmana.
El edificio es austero en su exterior, pero dentro. guarda un espacio mágico donde la luz y la piedra se hermanan. El núcleo visual del conjunto son los capiteles del frigidariumla sala fría, cuya fuente central nos hace alzar la vista hasta la espléndida cúpula octogonal, donde las pequeñas ventanas filtran la luz y evocan en nosotros una serenidad que resiste el paso de los siglos.
Las casas colgadas sobre el río Oñar
Con todo el poder simbólico de la catedral y los otros restos medievales, la estampa más icónica de Girona sigue siendo la de sus casas en el río, pintadas con vivos colores. Estas casas colgadas atraen todas las miradas y cámaras con su exquisita paleta de coloresque es en realidad fruto de una intervención de los años 80.
Con todo, las casas del Oñar tienen solera y nos cuentan la historia de la ciudad. De ellas, la única que luce blanca es también la única visitable: la Casa Masó guarda la memoria de varias generaciones y es todo un templo dedicado al estilo novecentista. Otro ingrediente insustituible de esta parte de la ciudad son los puentescon alguno tan admirado como el puente de hierro pintado de rojo, creado por la empresa de Gustave Eiffel.
Elegancia barroca en el antiguo hospital de Santa Catalina
El crecimiento de la ciudad en la época moderna llevó a las autoridades a crear un nuevo hospital que diera servicio a la población. Así nació en el siglo XVII uno de los espacios más destacados del barroca gerundense, un edificio que no escatimó belleza ni elegancia a pesar de su sobriedad. Se construyó según el modelo de patio central, iglesia adyacente y una fachada muy austera sin apenas decoración.
Además del fino trabajo realizado en la piedra o la belleza de los esgrafiados, hay otros tesoros como la antigua farmacia, con una extraordinaria colección de más de 300 botes de cerámica, jarrones y albareloscon etiquetas escritas en latín. También hay herbarios, morteros, material quirúrgico antiguo y muchas más maravillas en lo que es uno de los espacios más singulares de toda la ciudad.
Autor: Fran Agudo
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