Las 7 maravillas de Marbella que hay que ver al menos una vez en la vida

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Marbella es la reina de la Costa del Soluna ciudad famosa por el lujo, pero también por su belleza natural y por el legado de sus muchos siglos de historia. Más allá del ambiente exclusivo y la imparable vida nocturna que la caracterizan, cuenta con rincones que pueden considerarse auténticas maravillas. Estas son las siete más destacables.

Las maravillas que hay que ver en Marbella: 7 joyas imprescindibles

El casco histórico de Marbella, un viaje al alma andaluza

Casco histórico de Marbella
Casco histórico de Marbella. | Shutterstock

Lejos del bullicio de las playas y los puertos deportivos, el casco histórico de Marbella es un entramado de calles estrechas y casas encaladasun lugar donde se respira historia y tradición. Pasear por este laberinto de calles empedradas significa, por ejemplo, sentir los aromas de jazmines y geranios que manan de las macetas.

En el centro se encuentra la Plaza de los Naranjos, lugar emblemático y lleno de vida, rodeado de edificios históricos como la Casa Consistorial o la Ermita de Santiago. Pero son muchas más las plazas y rincones en los que toparse con los aires de la Andalucía más atemporal, salpicados de bares, tiendas artesanales y tabernas llenas de manjares. En contraste con el lado más moderno, el casco histórico es un recordatorio de las raíces de Marbella.

El castillo y las murallas, un vestigio andalusí

Las murallas del castillo
Las murallas del castillo. | Shutterstock

Sin abandonar el casco histórico, entre calles blancas llenas de vida, se alzan los restos del Castillo de Marbellaun portento que merece su propio apartado. Testigo silencioso de la variada historia que ha moldeado la ciudad, el castillo nos recuerda una época en la que las murallas protegían la medina ya sus habitantes. Desde sus alturas, los centinelas estaban siempre atentos al horizonte.

Su origen parece remontarse al siglo X, a los tiempos de la brillante Al-Ándalusy sus muros custodiaban una ciudad amurallada que florecía como centro agrícola y comercial. Buena parte del encanto del castillo radica en cómo se integra con el entorno actual. Las murallas, cubiertas por el paso del tiempo, se entrelazan con las casas blancas, y su perfil almenado todavía impresiona.

Las playas, paraíso mediterráneo sin fin

Playa deMarbella
Playa deMarbella. | Hora de soñar

Con más de 27 kilómetros de costa bañada por el suave oleaje del Mediterráneo, está claro que las playas de Marbella son uno de sus mayores tesoros. desde calas escondidas rodeadas de naturaleza hasta extensas franjas de arena con servicios exclusivos, cada playa tiene su encanto. Aquí el sol brilla casi todo el año y el agua cristalina invita a mil experiencias.

La playa urbana por excelencia es La Fontanilla, con arena dorada y mil sitios donde tomar algo. Otras son pequeñas y tranquilas, como El Faro o Guadalminaesta última con vistas a antiguas torres de vigilancia que aportan el toque histórico. No faltan, por supuesto, rincones lujosos como Nikki Beach o lugares para deportes acuáticoscomo la playa de Las Chapas.

Las Dunas de Artola, la Virgen de Marbella

Dunas de Artola
Dunas de Artola. | Shutterstock

Justo detrás de otra fantástica playa, la de Cabopino, se extiende uno de los parajes más sugestivos de toda la Costa del Sol. Las Dunas de Artola son un precioso paraje formado por estas suaves crestas de arena y la vegetación nativa que le otorga vida desde siempre. Para recorrerlo, el sendero habilitado es la manera de no perturbar este ecosistema delicado y mágico.

Aunque mucha gente acude a este lugar como si fuera una playa más, este vergel está lleno de posibilidades, desde paseos tranquilos junto al rumor de las olas hasta algún recorrido en bicicleta para deleitarse con las vistas. Mención especial merecen los atardeceres en este punto de la costa, que no tienen nada que envidiar a los de la costa gaditana. A lo lejos, puede distinguirse incluso la costa africana.

Puerto Banús, lujo mediterráneo

Puerto Banús
Puerto Banús. | Hora de soñar

El puerto deportivo, a pocos kilómetros del centro, es por derecho propio una de las maravillas de Marbella. Visitar el icónico Puerto Banús significa entrar en un mundo de glamourexclusividad y también belleza frente al mar. Su corazón tarde al ritmo de los muellesdonde impresionantes yates descansan bajo el sol del sur. Cualquier paseo es un auténtico desfile de lujo, con superdeportivos aparcados, exclusivas. boutiques y, de fondo, el azul del mar.

Puerto Banús es una visita única para sentirse especial por un día, vivir el lujo en su máxima expresión y disfrutar del sol, el mar y la exclusividad. donde podemos pasear entre yates, degustar la mejor gastronomía, experimentar una noche intensa o, simplemente, empaparnos en el ambiente.

La Sagrada Marbella: Nuestra Señora de la Encarnación

Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación
Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. | Shutterstock

De vuelta al casco histórico, no se puede pasar por alto la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, homenaje a la devoción de los Reyes Católicos por el Misterio de la Encarnación, probablemente construido sobre la mezquita principal marbellí. Este gran edificio de planta basílica se inició en el siglo XVI. y las obras se alargaron durante el siguiente siglo.

El interior del templo es la antítesis del ambiente exterior, ya que en él podemos refugiarnos por un momento del bullicio y la opulencia, recorriendo las tres naves y simplemente observando cada detalle. Uno de los elementos más notables es el Órgano del Sol Mayorconsiderado el mejor entre los construidos en España durante el último siglo.

La joya natural de la Sierra Blanca

Sierrablanca
Sierra Blanca. | Hora de soñar

Dominando el horizonte de Marbella, la Sierra Blanca se alza venerable. No es solo un telón de fondo, sino también un refugio de paz, paraíso para los amantes de la naturaleza y hogar del Pico de la Concha, cuya silueta inconfundible es todo un símbolo de la zona. Desde sus escaleras, las vistas son un espectáculo: la Costa del Sol se extiende como una alfombra brillante y el Estrecho de Gibraltar parece al alcance de la mano.

La Sierra Blanca debe su nombre al tono claro de la roca caliza, que contrasta con el azul y el verde. Sus bosques de encinas y alcornoques dan cobijo a águilas y cernícalos. Además, en los senderos no es raro toparse con cabras monteses. Esta sierra no solo protege a Marbella de los vientos del norte, sino que le da carácter y representa el lado más puro y esencial de la ciudad.


Autor: Fran Agudo
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