El ambiente de los pueblos medievales en Navidad tiene mucho de especial. A ese patrimonio que recuerda viejos tiempos de esplendor se suman una iluminación que los hace brillar como nunca, tradiciones singulares y representaciones populares que se preparan durante meses. Todo ello hace que se transformen escenarios de cuento.perfectos para disfrutar de las fiestas de una forma diferente. La siguiente es solo una pequeña muestra.
Pueblos medievales para escaparse en Navidad
Guadalupe (Cáceres)
La solemnidad y el ambiente de reconocimiento del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe se transforman en una luminosa explosión de júbilo cuando llega la Navidad. El dorado de miles de bombillas tiñe el gris de una piedra tallada con maestría. Y no solo resplandece esa joya que es Patrimonio de la Humanidad; en realidad, lo hace todo el pueblo.
Las luces navideñas invitan a perderse por las calles medievales de guadalupe para descubrir cómo la modestia de sus construcciones tradicionales da paso a uno de esos espectáculos visuales difíciles de olvidar. Todo ello acompañado por el aroma de unas castañas asadas que, por supuesto, hay que degustar.
Ochagavía (Navarra)
La estampa de Ochagavía vestido de blanco es una de las más bellas del Pirineo navarro. Ese manto de nieve que a veces lo cubre no impide que cada Navidad el Olentzero bajel del monte entre la algarabía general. Es un personaje tradicional vasco y navarro, simpático y bonachón, que llega cargado de regalos para repartir entre los más pequeños.
Más allá de participar en ese bullicioso recibimiento, hay que recorrer las calles de un pueblo de arquitectura tradicional que ha mantenido el sabor de antaño y que tiene un pequeño tesoro, la Iglesia medieval de San Juan Evangelista. Todo ello sin olvidar esa joya natural que es la Selva de Irati y de la que Ochagavía es puerta de entrada.
Albarracín (Teruel)
Perderse por las empinadas calles de Albarracín es la excusa perfecta para entrar en calor, olvidarse del reloj y sumergirse en el ambiente mágico que lo envuelve en Navidad. Por supuesto, hay que alcanzar la Plaza Mayor para contemplar un belén que forma parte de la Ruta de Belenes de Aragónvisitar la catedral y alcanzar el castillo.
Pero la imagen más bella se aprecia desde una cierta distancia. Durante el día, y sobre todo si la nieve hace presencia, es una delicia contemplar un casco urbano encerrado en un meandro del río Guadalaviar. Con el paso de las horas comienza otro espectáculo maravilloso, el de las luces del ocaso dando el relevo a esas otras que visten la Navidad y que en Albarracín dibujaron una estampa que queda grabada para siempre en la memoria.
Mura (Barcelona)
Mura se puebla en Navidad de unos graciosos personajes. Los tradicionales ciones de Nadalvestidos con atuendos muy navideños, aparecen en cualquier rincón para llenar de color y alegría uno de los pueblos más bonitos de cataluña. No solo son pintorescos, también muy bienvenidos porque esos muñecos hechos con troncos de maderaademás de una curiosa historia, esconden dulces y regalos.
Buscarlos es una entretenida forma de descubrir los encantos de un pueblo pequeño en el que sus casas y arcos de piedra, la vieja iglesia románica o los restos del castillo invitan a retroceder en el tiempo. Todo ello aderezado con el entorno maravilloso del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac que lo rodea.
Santillana del Mar (Cantabria)
Si hay un día marcado en rojo en el calendario de santillana del mar es el que señala el inicio del fin de las fiestas navideñas. El 5 de enero el pueblo se viste de gala. para representar el Auto Sacramental y Cabalgata de Reyes. Las calles se convierten durante unas horas en un cuento de Navidad, en un escenario donde se representan escenas desde la Anunciación a la Adoración de los Reyes Magos.
Mucho antes de la celebración de esa Fiesta de Interés Turístico Nacional, sin embargo, Santillana del Mar ya se habrá lleno de luz. Miles y miles de bombillas en forma de guirnaldas, de pasillos de luces y de todo tipo de figuras consiguen que cada rincón de la villa brille en un recorrido que no hace más que resaltar la belleza medieval de uno de los pueblos mas bonitos de Cantabria.
Torla (Huesca)
Cuando llega el inviernolas casas de muros de piedra y tejados de pizarra de la villa fortificada de Torla contrastan con la nieve que cubre las cumbres pirenaicas. Es un espectacular telón de fondo para una postal envuelta en el olor de la leña que alimenta los hogares de unas chimeneas decoradas con espantabrujas, piedras con formas singulares que son herencia de viejas leyendas.
Todo el encanto medieval de Torla se concentra en unas fechas en las que en el pueblo reina la tranquilidad. Apetece disfrutar del calor de la lumbre. y recrearse en la belleza de los paisajes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido sin necesidad de alejarse demasiado del casco urbano. Queda un atractivo añadido: la cercanía de algunas de las estaciones de esquí más reconocidas del Pirineo.
Puebla de Sanabria (Zamora)
La iluminación navideña convierte a puebla de sanabria en un lugar de fantasía. Las luces que decoran su casco antiguo crean una atmósfera cálida y acogedora que casi consigue lo imposible: olvidarse de las gélidas temperaturas de estas tierras. La nota de color la ponen las flores de pascua que adornan los balcones de madera de sus viejas casonas.
La plaza, las murallas, el soberbio castillo. de los Condes de Benavente y las calles empedradas cobran vida e invitan a disfrutar no solo de las luces, también del amplio programa de actividades que se organiza para las fiestas. Todo ello, unido a una exquisita gastronomía, lo convierte en uno de los pueblos medievales perfectos para disfrutar de la Navidad.
Buitrago del Lozoya (Madrid)
Cuando se acerca la Navidad, Buitrago del Lozoya retroceder en el tiempo y en el espacio. La vieja muralla, la iglesia, la coracha y un sinfín de rincones se transforman para recrear cuarenta escenas bíblicas. Es un belén viviente diferente a cualquier otro. porque esos vecinos, caracterizados a la perfección, son capaces de permanecer completamente estáticos durante horas.
Las representaciones y el aforo son limitados, pero cualquier momento de las fechas navideñas es perfecto para descubrir el encanto del que presume de ser. el pueblo amurallado más bonito de Madridun pueblo abrazado por un profundo meandro del río Lozoya que tiene como fondo incomparable la sierra de guadarrama.
Tossa de Mar (Girona)
es tossa de mar las Navidades no son blancas, pero su recinto amurallado y un castillo que se asoma al mar crean un escenario maravilloso para disfrutar de las fiestas. El pistoletazo de salida lo da un mercado medieval animadoluego llegará el turno del pesebre viviente o del primer chapuzón del año, si es que hay ánimos para ello.
Contemplar cómo las luces de las murales se reflejan en las aguas del Mediterráneo cuando cae la noche o admirar la belleza de la costa desde el camino de ronda son dos actividades añadidas para disfrutar de una Navidad especial en un pueblo medieval que también lo es.
Montefrío (Granada)
Blanco y verde se confunden en el paisaje de montefrio. El blanco es el de un casco urbano de trazado medieval y fachadas encaladas que ascienden por la ladera de un cerro hasta un viejo castillo con vistas extraordinarias. Esas vistas son las del verde de los infinitos campos de olivos que lo rodean y en los que el final de la campaña de la recogida de la aceituna casi coincide con la Navidad.
A esta poderosa estampa, una de las más bellas de Andalucíase suma una iluminación navideña que hace que Montefrío brille casi como un faro en ese mar que no es de color azul. Todo ello aderezado con el sabor de los dulces más tradicionales de estas fechas, los alfajores.
Autor: Sonsoles Jiménez González
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