Cada año, la Organización Mundial del Turismo promueve una distinción a aquellos pueblos de todo el mundo donde el turismo se compromete con la preservación de la cultura, las tradiciones y el entorno. La iniciativa ‘Best Tourism Villages’ reconoce en su última edición a dos pueblos españoles entre los mejores. Veamos cual hijo.
Conociendo los mejores pueblos turísticos españoles
El objetivo del programa, impulsado por esta agencia de Naciones Unidas, es promover un turismo entendido como herramienta para el desarrollo sostenible en las áreas rurales. En España son varios los pueblos que destacan en este enfoque responsable y sostenible en su promoción turística, pero los que han brillado en esta edición son Aínsa (Huesca) y Mura (Barcelona).
Aínsa, joya aragonesa de los Pirineos
Lo primero que llama la atención de Aínsa es su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico y conservado de manera primorosa. Las calles empedradas, rodeadas de casas también de piedra con balcones de madera y tejados de pizarranos llevan a otra época. Ese estilo se vuelve aún más majestuoso en la Plaza Mayor, una de las más emblemáticas de España gracias a su amplitud y sus características soportales.
Por si fuera poco, Aínsa es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdidosinonimo de paisajes espectaculares con montañas, valles, cascadas y una gran biodiversidad. El río Cinca y su embalse añaden, por lo demás, un sinfín de actividades para todo tipo de públicos.
Ya que hablamos de actividades, en muchas de ellas se deja sentir el compromiso de Aínsa con su entorno, un cuidado que ha sido clave en su reconocimiento internacional. Se trata de espacios como Zona Cero, una red de caminos tradicionales recuperados para los amantes de la bicicleta. O el huerto escolar ecológico, que pone sobre la mesa la importancia de la soberanía alimentaria.
Mura, paisajes que enamoran
Casi la totalidad de la superficie de Mura forma parte de uno de los grandes pulmones de la provincia de Barcelona: el Parque de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Este rincón en el corazón de Cataluña está rodeado de montañas, bosques y arroyospero el propio pueblo es un prodigio de encanto rural.
La fisonomía de Mura es la de un pueblo magníficamente conservado, con un casco urbano de calles estrechas, pasajes con personalidad y plazuelas encantadoras. El municipio tiene un pasado vinícola que aflora en muchos puntos, como los históricos lagares o el paisaje de viñedos que cubre parte del terreno.
Si Aínsa era un paraíso para las dos ruedas, Mura lo es para corredores de todos los niveles, gracias a unas pistas que recorren los admirables escenarios de este pueblo privilegiado. Aquí no dejes nada al azar, y hasta el aparcamiento está controlado con unos sensores que permiten saber la disponibilidad en directo.
Autor: Fran Agudo
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