Los naturalesasí como los pueblos de la Sierra de Espadán conforman una paréntesis natural. Un lugar mágico sometido tan solo al poderoso encantamiento de la naturaleza.. Acceder a esta orografía montañosa, casi oculta, se parece a traspasar una suerte de puerta secreta. Una entrada custodiada por frondosas agrupaciones de alcornoques, avellanos y castaños. Los anillos de sus troncos guardan una historia antigua y propia, que se pierde en las altitudes de la provincia de castellon. Tras sus muros de ramas y altas copas se guardan lances de batallas contra los moriscos, fortalezas, iglesiasermitas…
El parque natural se encuentra oculto entre las cuencas del Palancia y el Mijares. Asomándose un poco se intuye un universo único de flora y fauna. Allí la vida transcurre a un ritmo propio, alejado del ruido de la capital. Un ritmo en el que perderse para desconectar unos días, ya sea en plena naturaleza o conociendo alguno de sus encantadores pueblos. El secreto guarda a ser descubierto. Solo hay que traspasar la puerta.
Ruta por los pueblos de la Sierra de Espadán
Artaña
La puerta a la Sierra de Espadán desde el mar se encuentra en Artana, uno de los pueblos imprescindibles de la sierra de espadán. Una localidad asentada en un valle al sur de la provincia de castellonen la comarca de la Planta Baja. Su territorio montañoso sembrado de olivos forma parte de este parque natural. Al noreste, las montañas se encuentran tapizadas de pinos blancos. Mientras hacia el oeste, alcornoques y pinos rodenos toman el relevo.
Vestigios neolíticos, íberos o romanos son solo el preludio de un esplendor que llegaría con la época medieval y la baronía de Artana. Los moriscos, expulsados definitivamente en el siglo XVII, dejaron su firma en una cultura de respeto y aprovechamiento del agua. Una cultura que ha llegado al presente a través de distintas construcciones. Se trata de pozos, aljibes o molinos o fuentes, como la de Baldriana, que pueblan todo el territorio.
A lo largo de toda su geografía se extienden rutas que ascienden hasta los restos del castillo medieval. Pero también es posible disfrutar de impresionantes formaciones geológicascomo la de Penyes Altes, o miradores como el de Rápita d´Artana. En sentido inverso, descendiendo hasta 67 metros en las profundidades de la montaña, espera una sorpresa. La Cova del Tronc es un secreto geológico repleto de murciélagos de distintas especies.
Al final, una última parada en el Conjunto Minero Virgen del Amparo. Sus más de 5 kilómetros de galerías junto al Museo Minero, le permitirán conocer otra parte importante de la historia del lugar, además de parajes impresionantes.
Sueras
Gran cantidad de fuentes ponen música a Sueras. De entre todas, destaca la fuente del Castro, de gran tamaño y marcada por un hermoso paraje bosqueso. A través de las acequias que dibujan el terreno el agua alcanza las extensiones de cultivo de regadío, comunes en el pueblo y sus alrededores.
A las afueras, Sueras Alta y Pedralba son testigos del pasado medieval de la zona. Del mismo modo, los restos del castillo de Maüz, ubicados en un alto promontorio, relatan también pretéritas historias. Seguro, sus piedras se relacionarán instantes de la reconquista cristianaasí como momentos del señorío de Pedro I de Ayerbe. Puede que incluso momentos de la vida cotidiana de las gentes del lugar.
El promontorio semeja, en sí mismo, una fortaleza. Desde allí, las vistas sobre las copas de los alcornoques no dejan indiferentes. Bajando se cruza en el camino la ermita del Santísimo Cristo de la Clemenciaconocida por la zona como ermita del Calvario, del siglo XVIII, declarada bien de relevancia local.
El viento resonando en el campanario anuncia la hora de volver a Sueras Alta. Aquí es obligatoria una visita a la iglesia parroquial, alzada en honor a la patrona de la localidad, la Virgen de la Asunción. Siempre es recomendable dedicar un tiempo a disfrutar de las casas encaladas y las calles estrechas del pueblo. Quizás también acercarse a presentar respetos ante el olivo de Algepsar, de más de 500 años. Para terminar, un descanso ante un plato de la típica olla del pueblo y un final de jornada endulzado por unos deliciosos. buñuelos.
eslida
el manantial de la Font de Fosques es emblema de esta localidad castellonense y una de las fuentes más famosas de toda la Comunidad Valenciana y, por supuesto, de entre los pueblos de la Sierra de Espadán. Los beneficiosas caracteristicas del agua que mana de sus seis caños hacen que miles de personas acudan a visitarla cada año. Pero la fama de Eslida va más allá de su conocida fuente.
Tanto su origen árabe como su marcada esencia medieval dotan al pueblo de un encanto especial. Un aire de nostalgia de otros tiempos materializado en las murallas, de las que todavía se conservan cuatro puertas o el castillo, a casi 450 metros de altura. Además de la barroca Iglesia de San Salvador del siglo XVII, o la céntrica Ermita del Calvario, un siglo posterior.
Todos estos puntos de interés no consiguen distraer la atención del aguaun bien que ha sido y es actor principal en la vida de Eslida. Para empezar, el acueducto romano sobre el río Anna da fe su importancia. Pero también están el lavadero (del siglo XIX), dos antiguos molinos dedicados a la agricultura y, por supuesto, las diferentes fuentes. La de Maltilde y la del Rei son solo una muestra, pero el agua se canaliza a través de otras muchas con nombre propio.
Los Corrales de la Ramblaun pequeño conjunto de corrales ahora en ruinas, será un maravilloso broche a la visita. Se trata de un conjunto de antiguas viviendas moriscas reconvertidas, tras la expulsión, en corrales para el ganado que transitaba la antigua Red de Trashumancia. Un cóctel de naturaleza e historia inolvidable.
Higueras
A casi 700 metros de altitud, en la localidad de Alto Palancia está Higueras. Una de las localidades más pequeñas de la Sierra de Espadán pero con un enorme atractivo. Sus calles tranquilas, flanqueadas por casas decoradas de blanco y piedra, guardan numerosas sorpresas. Asombra la conservación de un antiguo horno mudéjardel siglo XIII, reconvertido en la actualidad en el Museo del Pan. Otro museo, el etnológico, es un buen principio para revisar la historia de la zona a través de útiles y enseres de distintas épocas.
Igual que sucede con otros pueblos hermanos de esta sierra valenciana, en Higueras la melodía del agua se alza sobre el silencio en enclaves de particular belleza. Un hermoso ejemplo es el restaurado lavadero, del siglo XIII. El agua también habla de historia en la Fuente de la Maricalva, la más antigua de la localidad. Un camino, con su mismo nombre, conduce hacia los orígenes del manantial que la nutre. Cerca del pueblo, cruzando una pista forestal, se llega al mirador de la Peña del Mediodía, próximo al nacimiento del río Tuéjar, a casi 800 metros sobre el mar. La panorámica es inolvidable: los cortados de Lácaba, el puente de la Tudela… Aquí casi es posible imaginarse pájaro.
matet
Las estrechas calles de Matet se entrecruzan y se vuelven a entrecruzar formando pequeños laberintos a casi 600 metros sobre el nivel del mar. Sobre la rocosa colina que corona el pueblo se alza la torre El Pilón, una construcción árabe de carácter defensivo del siglo IX. Sus escaleras conducen a unas vistas extraordinarias sobre el Parque Natural de la Sierra de Espadán.
En el pueblo, su trazado delata un pasado musulmán que conclusiones con la reconquista a manos de jaime i. De ahí su suerte pasó de unas manos a otras hasta acabar en las de los Condes de Aranda. El centro del pueblo lo protagoniza la plaza de la Fuente, con su característico ayuntamiento modernista y la iglesia de San Juan Bautista.
Lejos, desde el pueblo, se divisa la ermita de Santa Bárbara sobre el monte Calvario. Junto al pequeño edificio, un mirador con barandilla de madera se pierde en el azul. Un azul que contrasta con el verde de los alrededores del pueblo, cubiertos de vegetación. Entre arbustos y alcornoques surgen las fuentes. Una de ellas, la Fuente que Nace, se sitúa en un área recreativa con mesas y bancos. Un lugar perfecto para refrescar los estilos mediterráneos, o disfrutar de la coloración otoñal del bosques.
Torralba del Pinar
En la comarca del Alto Mijares, cerca ya de la provincia de Terueldespierta Torralba del Pinar entre espesos bosques de alcornoques, otro de los pueblos esenciales de la Sierra de Espadán. El castillo de Villhaleva o Vialeva, de origen árabe, domina la zona. Desde su posición estratégica entre Torralba y Ayódar se controlaba el paso por los caminos y se vigilaba el horizonte. Hoy en día solo quedan algunos restos de la muralla, pero el ascenso merece la pena. El entorno y la panorámica son impresionantes.
En las afueras del pueblo, una montaña de piedras a diferentes niveles esculpe sus formas sobre el cielo. Los Morrones del Gil, cubiertos de pinares y escenario de un pasado mineroes ahora el escenario perfecto para disfrutar de una caminata montañosa. Sin abandonar las alturas, es indispensable acercarse hasta el mirador del Romeral. Puede llegar siguiendo una rutaa través de la carretera de la Fuente Vieja. Una de las muchas que pueblan la zona junto a la de las Olmas, la Barraca o la Montalbana.
Muy cerca del pueblo se alza la ermita de santa bárbaraprobablemente sobre una antigua mezquita árabe. Mientras, en el casco urbano prima un medievo, del que se pueden ver algunos restos, tanto en las murallas como en algunas casas. Cuando empieza a refrescar, la gastronomía de Torralba reconforta a los viajeros. Un guiso de jabalí caliente es la receta perfecta para recuperar fuerzas tras un día agotador.
Autor: Eva Figueroa
Fuente de contenido