Segovia es una ciudad que invita a soñar. Historias y leyendas marcan calles y edificios, con mil relatos sobre reyes, nobles o el mismísimo Diablo. Nos sorprende tanto por su pasado como por su vitalidad del presente, prodigio de monumentalidad, pero también un ambiente acogedor.. Veamos cuáles son las auténticas maravillas de ciudad de segovia.
Segovia, grandeza de patrimonio y ambiente encantador
El acueducto romano, un puente hacia la antigüedad
el acueducto de Segovia es una proeza de la ingeniería romana, pero también es más que eso: es el alma y mayor emblema de la propia ciudad. Sus 167 arcos se alzan majestuosos en pleno centro y, lo que es admirable, sin una pizca de cemento. Como si quisiera desafiar el tiempo y sus caprichos. Algo casi diabólico. Aunque el acueducto arranca en el manantial de la Fuenfría, su parte más famosa es la fantástica arquería sobre la plaza del Azoguejo.
Acercándonos a esas antiguas piedras, casi podemos oír susurros de hace 2000 añosen una conexión íntima con una civilización que entendía la grandeza como un acto de permanencia. Sorprende pensar que hasta hace unos años circulaban los coches por debajo mismo de esta obra de elegancia colosal, y también que llevó agua a la ciudad hasta 1973.
El Alcázar, un castillo que inspira sueños
Imagina un castillo sacado de las páginas de un cuento, con torres puntiagudas que rozan el cielo y una silueta poderosa que domina el paisaje. Eso es el Alcázar de Segovia, una fortaleza que ha visto coronaciones, conspiraciones y sueños de conquista. Desde su torre, la vista del valle nos deja sin palabras, como si el mundo entero se desplegara ante nosotros.
El interior, con salas ricamente decoradas, evoca el esplendor de los reyes que una vez lo habitaron. Desde el siglo XII fue residencia de los reyes castellanos, y en su torre vieja se custodiaba el tesoro de la corona. Albergó también uno de los primeros archivos reales, así como la armería regia. Si se trata de vivir la historia desde dentro, el Alcázar es el lugar al que ir.
La catedral de Segovia, una dama que toca el cielo
Obra maestra del gótico tardío, la catedral de Segovia es conocida como la Dama de las Catedrales. Ello se debe tanto a sus dimensiones como a su elegancia, y solo hace falta ver su primorosa torre elevándose al cielo o la grandeza del interior, bañado por la luz que las vidrieras hacen parecer de otro mundo. Desde las capillas hasta el coro, Todo invita a parar un momento y maravillarnos. con la dedicación de quienes la construyeron.
Tras la destrucción en 1521, durante la Guerra de las Comunidades, de la antigua catedral de Santa María, carlos yo manda construir la nueva, que sería uno de los ejemplos más tardíos del gótico en toda Europa, pero también de los más bellos. Del templo anterior se conservaron algunas joyas, como el claustro, de estilo. gótico flamígero, o los órganos, que fueron sustituidos en el siglo XVIII por los actuales.
San Antonio el Real, refugio del silencio
En 1455, el rey Enrique IV se hizo construir un palacio de recreo en este lugar que, sin embargo, acabó siendo convento de clausura. el monasterio de San Antonio el Real es otro de los grandes ejemplos del gótico y una de las maravillas de la ciudad de Segovia. Ha llegado a nuestros días con un tesoro artístico que lo ha llevado a ser también un delicioso museo.
Pese a la riqueza de las obras que alberga, el propio edificio es una obra de arte en sí mismo, y en él destacan los coloridos artesonados. mudéjares de la Capilla Mayor, así como la fachada gótica-isabelina o los bonitos tonos blancos y rojos del claustro. Así, lo que nació como pabellón de caza del rey ha acabado siendo una de las joyas de la arquitectura religiosa de Segovia.
Las murallas de Segovia: el abrazo de la historia
Antaño barrera de piedra infranqueable, hoy las impresionantes murales de Segovia son como unos brazos venerables que envuelven la ciudad antigua, protegiéndola y narrando su pasado a la vez. Construidas ya antes del siglo XI, cuando Alfonso VI de León conquistó la ciudad andalusí, estas colosales estructuras fueron testigo de los días en que Segovia era una fortaleza estratégica. Con sus 80 torres y cinco puertas, la muralla llegó a sumar 3 kilómetros de puro granito.
En la actualidad se conservan tres puertas, en las que destacan los aires mudéjares de la de Santiago, así como cuatro postigos. Cruzar estos muros es como un portal al pasado, un mundo donde las caravanas de mercaderes introdujeron sus preciadas mercancías, gentes de distintas culturas compartían calles y la vida bullía en todos sus ámbitos. Se sabe, incluso, que las murallas reaprovecharon lápidas de la necrópolis romana, por lo que se puede decir que toda la historia de la ciudad está en ellas.
La memoria palpitante de la judería.
Aunque todo el casco antiguo es una maravilla, y por eso es Patrimonio de la Humanidad, la judería tiene algo especial: el legado de una cultura rica y brillante. Las casas apiñadas del barrio judío de Segovia formaban pequeños corrales donde transcurría la vida de la comunidad, mientras que en el exterior mostraban aires defensivos. Hoy en día lo que vemos es un laberinto de calles estrechas, empedradas, envueltas en una atmósfera ligeramente misteriosa.
De las cinco sinagogas que llegaron a tener, destaca la Sinagoga Mayorconvertida posteriormente en iglesia. El esplendor comercial y cultural de la población sefardita contrastaba con el mal trato recibido de las autoridades: el siglo XV vio cómo primero se ordenaba a los judíos recogerse en una determinada zona, luego encerrarlos en su barrio y, finalmente, la expulsión o conversión forzosa. . Esto último es lo que hicieron personajes tan notables como Abraham Senior, rabino mayor de Castilla y destacado banquero.
Autor: Fran Agudo
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