zaragoza tiene mucho de lo que presumir. Indómita y orgullosa como pocas, ya la vez acogedora, la capital aragonesa esconde una sorpresa en cada rincón. Su historia milenaria se ha plasmado en piedra.en la de los restos romanos que se conservan, en forma de palacios de cuento, de un arte tan exquisito como es el mudéjar o de sus dos catedrales.
Las maravillas de la ciudad de Zaragoza son muchas, tantas que no cabe la posibilidad de disfrutarlas en una corta escapada. Hablamos de una ciudad a la que siempre se desea regresar para seguir descubriendo recuerdos de esa historia que parece hablar en cada calle y en cada plaza.
Tesoros de Zaragoza ciudad: arte, cultura y alguna que otra sorpresa
La Basílica de Nuestra Señora del Pilar, orgullo y símbolo de la ciudad
La basílica del pilar es el alma de Zaragoza, su mayor orgullo y el centro de su espiritualidad. El templo barroco más grande de España se refleja en las aguas del Ebro, mientras que sus cuatro soberbias torres y sus once coloridas cúpulas vidriadas visten el cielo de la ciudad. Es un templo concebido para despertar la admiración ya desde la distancia.
En su interior hay que deleitarse con la belleza de un delicado Altar Mayor de alabastro policromadocon las pinturas de Goya que decoran la bóveda del Coreto de la Virgen o con esa Santa Capilla que es hogar de la Pilarica. También hay que buscar la huella de un pequeño milagro, uno de los boquetes que dejaron las bombas lanzadas sobre el templo durante la Guerra Civil y que por fortuna no llegaron a estallar.
La Catedral de San Salvador, una delicia para los sentidos
La Catedral de San Salvador, la Seo, lleva siglos rivalizando con su casi vecina y hermana, la Basílica del Pilar. Rivalidad que llevó a tomar la decisión de que Zaragoza fuera una de las pocas ciudades españolas con dos catedrales. En lo que no hay comparación es en la singular belleza de este templo porque la Seo es una amalgama maravillosa de estilos.
En su exterior, la torre barroca y la inmaculada fachada principal neoclásica dan paso en uno de los laterales a un muro que representa. una de las más exquisitas muestras de mudéjar en Aragón. Ya en el interior, su Retablo Mayor es una obra maestra del gótico, mientras que la Capilla de San Bernardo se maravilla por su estilo renacentista. El templo guarda otro tesoro: una de las mejores colecciones de tapices flamencos del mundo.
La Plaza del Pilar, el gran salón de Zaragoza
La plaza del pilar Hay que recorrerla sin prisas y no solo porque sea. una de las plazas peatonales más grandes de la Unión Europa. Este inmenso salón urbano siempre lleno de vida representa la esencia misma de Zaragoza, ha sido testigo de buena parte de su historia y atesora una riqueza monumental extraordinaria.
El monumento a Francisco de Goya y la Fuente de la Hispanidad marcan sus extremos. Casi a la sombra de esa basílica que es su corazón se alza la bellísima Lonja de Mercaderes y al otro lado de la plaza se esconde el decimonónico Pasaje del Ciclón. Todavía quedará mucho por descubrir, como la silueta de una de las pocas. torres inclinadas que hay en España, la de la iglesia de San Juan de los Panetes.
Palacio de la Aljafería, esplendor del reino taifa
Traspasar los recios muros del Palacio de la Aljafería es como adentrarse en el mundo de Las mil y una noches. El que fuera palacio de recreo de reyes árabes esconde rincones tan románticos, como el Patio de Santa Isabel, que recuerda a los de la Alhambrao como la torre en la que discurre parte del argumento de la ópera El Trovadorde Guiseppe Verdi.
A todo ello hay que sumar un exquisito repertorio de arcos lobulados que se entrelazan, de portadas mudéjares, de artesonados y una decoración de yeserías que lo convierte en una auténtica fantasía. Fantasía que fue fortaleza, residencia de los reyes de Aragón, sede de la Inquisición, cárcelcuarto y, finalmente, sede de las Cortes de Aragón.
El pasado romano de Zaragoza: del teatro a la muralla
Una de las maravillas de Zaragoza ciudad más antigua se descubrió por casualidad hace apenas medio siglo. Es la joya de la corona de la imperial Caesaraugusta y uno de los teatros romanos más grandes de Hispania. No era colosal en solitario, también único porque esconde un pequeño secreto, una fosa bajo el escenario. por la que los actores podían aparecer sobre él casi por arte de magia.
Ese viaje en el tiempo por el esplendor de la ciudad romana continúa en los restos de la vieja muralla que todavía se conservan muy cerca de la Plaza del Pilar, en los del puerto fluvial, las termas o el Museo del Foro de Caesaraugusta, justo bajo la plaza de la Seo.
Iglesia de San Pablo, el mudéjar más exquisito
La torre octogonal de la iglesia de San Pablo vigila Zaragoza desde hace siete siglos. es una atalaya excepcional por sus 66 metros de alturapero también uno de los mejores ejemplos de la elaborada belleza de ese arte mudéjar aragonés que es Patrimonio de la Humanidad.
Esa torre, que un día fue exenta, está unida a un templo en el que se entremezclan diferentes estilos. Hay que admirar su magnífico retablo de madera policromada a caballo entre el gótico y el renacentista, un coro con casi 60 asientos delicadamente tallados y una fabulosa cúpula barroca para entender por qué se dice que esta iglesia es la tercera catedral de zaragoza.
Patio de la Infanta, una joya renacentista
El Patio de la Infanta recuerda que hubo un tiempo en el que a Zaragoza se la conoció como la ‘Florencia española’. Es una joya renacentista de dos alturas y exquisita decoración en sus columnas, dinteles y frisos. Esa decoración oculta una compleja simbología en la que se entremezclan seres mitológicos y personajes históricos.
La suya es, además, una historia singular. El patio era parte de la Casa Zaporta, propiedad de un banquero de la Corona de Aragón. En el siglo XIX un incendio la destruyó y de ella solo se pudo salvar este tesoro, que acabó desmontado y en manos de un anticuario francés. Hubo que esperar décadas para que regresara a Zaragoza, después de que lo comprara una entidad bancaria y lo montara en su sede central.
La huella de Goya en la Cartuja de Aula Dei
La figura del aragonés más universal es una constante en Zaragoza, pero está lejos de su corazón, en el barrio rural de Peñaflor, donde se descubre una de las facetas más singulares del artista. En la cartuja de Aula Dei un joven Francisco de Goya realizó un monumental ciclo de pinturas sobre la vida de la Virgen María. De las once solo se conservan siete, pero muestran la maestría, el genio y la originalidad del pintor.
Para seguir la trayectoria vital y artística de Goya hay que regresar a la gran urbe y visitar el museo dedicado a su figura. Solo en el Museo Goya es posible admirar las series completas de sus grabados. en un edificio que es otra de las maravillas de la ciudad de Zaragoza, la renacentista casa del Infanzón Jerónimo Cósida.
El Galacho de Juslibol, un paseo por la naturaleza
Ajeno al pulso de la ciudad, este es un pequeño paraíso donde la acción humana y la naturaleza se han dado la mano para crear un espacio único. El Galacho de Juslibol es un antiguo meandro del Ebro. En 1961, tras una tremenda crecida, el río modificó su cauce, tomó un camino más recto y dio paso a este singular rincón.
Ese espacio que quedó entre el curso actual del río y los escarpes que moldeó en la roca forman un lugar de excepcional valor geológico y ambiental. Cubierto de bosque de ribera y con lagunas artificiales fruto de la extracción de grava, este galacho del Ebro es el lugar ideal para un paseo por la naturaleza a un paso de la ciudad.
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Autor: Sonsoles Jiménez González
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