La naturaleza ha sido muy generosa con los menos de 200 habitantes que viven en esta localidad. La exuberancia del entorno y la variedad de paisajes realmente dejan sin palabras a quienes se acercan a este punto de la provincia de Cuencaun destino ideal para alejarse del ruido urbano y conectar con la esencia más pura de la montaña.
La sinfonía perfecta de agua, montañas y bosque.
Hay muchas cosas que hacen único a este pueblo de la serranía de cuencacomenzando por su propia fisonomía. Como si fuera una alquería gallega, Vega del Codorno ha estado siempre formada por diminutos núcleos separados unos de otroscada uno con un nombre que lo caracteriza.
Pero si algo ha hecho destacar a este pequeño municipio es la espectacularidad del paisaje, donde los montes cubiertos de pinares, los saltos de agua y las formas creadas por el río Cuervo forman un escenario que maravilla a cualquiera.
El abrazo de la naturaleza
A tan solo unos kilómetros del pueblo se encuentra uno de los parajes más famosos de España: el Nacimiento del Río Cuervo. Este espectacular rincón natural es conocido por sus cascadas, que caen en delicados velos de agua sobre el musgo y la rocacreando un paisaje mágico. Un sendero bien señalizado permite explorar este enclave, rodeado de pinares y prados que cambian de color con las estaciones.
Vega del Codorno también está envuelto por densos bosques de pinos, sabinas y encinas, hogar de una rica biodiversidad que incluye águilas reales, ciervos y corzos. Las montañas circundantes ofrecen, además, vistas panorámicas que hacen de cualquier caminata una experiencia inolvidable.
Toda la Serranía de Cuenca es famosa por sus formaciones kársticas, y Vega del Codorno no es una excepción. Las dolinas, simas y otras formas curiosas de la roca caliza Añaden un toque de misterio a este paisaje sugerente.
El encanto rural de Vega del Codorno
El casco urbano de Vega del Codorno es pequeño, pero lleno de encanto. Las casas de piedra con tejados rojizosrodeadas de huertas y pastos, conservan con primor la arquitectura tradicional de la región. Pasear por sus calles es como retroceder en el tiempo, mientras los vecinos, siempre hospitalarios, comparten historias sobre la vida en este rincón serrano.
Recorrer el pueblo permite descubrir pequeñas estampas de postal como la de la Iglesia de San Mateo, centro de la vida local. Sin embargo, hay mucho más que hacer, como rutas senderistas, ciclismo de montaña, observación de la fauna o fotografía paisajística, sin olvidarnos de la deliciosa cocina local y su morteruelo, el ajoarriero o las gachas serranas.
Autor: Fran Agudo
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