Con la caída de las primeras hojas de octubre, una niebla singular se extiende a través de los puntos cardinales. Las escaleras de madera crujen de forma diferente, los días de lluvia empañan las ventanas, alguna que otra vela solitaria titila en una mansión aparentemente vacía… Los televisores proyectan películas de terror clásicas, y las personas al otro lado de la pantalla se acurrucan bajo una manta que, de alguna forma, las protegidas de los monstruos y los espectros que acechan en las sombras.
Ninguna casa es inmune a este fenómeno mundial que ha adquirido diversos nombres a lo largo del tiempo, pero que hoy en día es mayoritariamente conocido como Halloween. No obstante, Las tradiciones varían de forma significativamente dependiendo del país y de la cultura., y es precisamente esa diferencia, esa disonancia en la forma en la que esta fiesta se celebra en cada rincón del mundo, la que nos interesa; al fin y al cabo, vamos a indagar en cómo se vive Halloween en España y en otras partes del mundo.
Halloween en España: la Noche de Difuntos y el Día de Todos los Santos
«La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria». Así da inicio el escritor romantico Gustavo Adolfo Bécquer a su escalofriante relato El Monte de las Ánimas, ambientado en la noche del 31 de octubre. Esta historia fantasmagórica ilustra la perfección. las connotaciones religiosas que la festividad adquiere en España.
De hecho, ya diferencia de otros países, el Halloween español consta de dos días: por un lado, la noche del 31, también conocida como Víspera de Todos los Santos o Noche de Brujas; por otro, el 1 de noviembre, en el que se celebra la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos. Así, la noche del terror y los espíritus preceden un día en el que las personas creyentes acuden a misa y visitan los cementerios de sus seres queridos. El primer día de noviembre, el alimento estrella por antonomasia es el dulce conocido como huesos de santo.
Cabe destacar que esta festividad, como tantas otras, hunde sus raíces en orígenes paganos, lo cual se puede apreciar, por ejemplo, en la tradición gallega. Esta tierra aún mantiene una fuerte conexión con su pasado ancestral, y lleva años resistiéndose a la influencia norteamericana, cuyas costumbres tienden a devorar todo lo regional que se desmarca de su visión globalizadora. En cambio, en Galicia encontramos una serie de costumbres relacionadas con la naturaleza y la cosecha que gira en torno a la Noite dos Calacús (“noche de las calabazas”) y la celebración del Samhain pagano.
En contraste, las grandes ciudades como Madrid celebra el 31 de octubre con fiestas y espectáculos por todo lo alto. La influencia estadounidense inunda desnudos y discotecas, que centellean en la noche en una amalgama de disfraces y música. Tampoco faltan los eventos culturales, como el Festival de Cine Fantástico y de Terror que se celebra en Donostia-San Sebastián todos los años.
El Día de los Muertos en México, una colorida oda al recuerdo
Frente a la frialdad con la que la tradición cristiana contempla a los espíritus, en México encontramos una cálida celebración de la vida y la muerte. Esta perspectiva, la cual bebe de antiguas fuentes indígenas, carece de las connotaciones oscuras y escabrosas con las que el mundo occidental enfoca la muerte. De hecho, el Día de los Muertos mexicano celebra el regreso anual de los difuntos, que visitan el mundo de los vivos para reunirse con sus seres queridos por un día.
Por ese motivo, las familias decoran con mimo las tumbas de los parientes fallecidos y les llevan regalos, ofrendas y alimentos. Las calles se siembran de flores, colores, maquillaje brillante y música., pues este es un día de reunión, regocijo y alegría; una forma diferente de agradecer el regalo de la vida, de valorarla incluso cuando esta ha llegado a su fin.
El Halloween estadounidense: películas, calaveras y calabazas
Seamos o no conscientes de ello, tenemos el imaginario del Halloween estadounidense grabado a fuego en nuestras cabezas gracias a todas las peliculas hollywoodenses que llegan a nuestros cines, y que con el tiempo hemos terminado imitando. Las casas decoradas con telas de araña y calaveras, las calabazas talladas o Jack-o’-linternasniños pidiendo caramelos de casa en casa… Todas estas costumbres derivan de nuestros amigos al otro lado del charco.
De hecho, la costumbre del «truco o trato» proviene de una traducción cuestionable que se expande a través del cine, apareciendo en películas como Pesadilla antes de Navidad oh hora del este. La expresión inglesa original, truco o trato, vendría a decir algo en la línea de «travesura o dulce». No obstante, se desarrolló así en el cine para replicar el juego de palabras fonético, y terminó trasladándose al habla real. Es difícil juzgar si la decisión fue acertada o no, pero es una curiosidad interesante para romper el hielo en una cena o en una cita terrorífica.
Japón en Halloween, siempre un paso por delante
Si Halloween ya es extravagante en los Estados Unidos, en Japón dicha extravagancia alcanza unos límites insospechados. Como ocurre siempre, esta festividad llegó a la isla nipona de manos de los Estados Unidos. Más concretamente, entró por la puerta grande cuando el parque temático Tokyo Disneyland organizó su primer evento de Halloween allá por el año 2000. La sociedad japonesa, en muchos aspectos occidentalizada, acogió la nueva celebración con gran entusiasmo, y esta encajó a la perfección con su forma de experimentar las festividades modernas.
Por ejemplo, la llegada de Halloween creó un nuevo espacio para el cosplay, una actividad muy popular entre los japoneses que consiste en disfrazarse de sus personajes favoritos, generalmente de manga, anime o videojuegos. También dio pie a que comenzasen a realizar impresionantes demostraciones de todo tipo, tanto decorativas, tecnológicas como artísticas. Así, las grandes urbes japonesas se ven con disfraces excéntricos y decorados asombrosos es Halloween. Tenemos, por ejemplo, el caso del desfile de Roppongi Hills en Tokio, una exhibición que se transforma en una masiva fiesta callejera.
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Autor: Nahia Pérez de San Román
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