El bonito pueblo con cascadas, túneles y puentes.

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La arquitectura popular es la expresión más sabia de una necesidad ancestral, la de adaptarse al terreno y las formas de vida. Una arquitectura que el paso del tiempo y las nuevas necesidades han ido condenando al olvido y, en muchos casos, a la desaparición.

Pero la geografía española esconde pequeñas localidades que se han resistido a perder esa parte de su esencia. La Sierra de Gata, es Cácereses uno de esos enclaves privilegiados en los que aún es posible pasear por un pueblo convertido en un auténtico museo etnográfico.

La esencia serrana de un pueblo singular.

Robledillo de Gata
Robledillo de Gata. | Shutterstock

Casi escondido en el corazón de un valle se descubre un lugar idílico donde el entramado urbano se integra y casi se funde con el paisaje. Robledillo de Gata es una de esas joyas que invitan a viajar en el tiempo ya sumergirse en las tradiciones más auténticas. Sus callesjuelas y sus casas dan forma a uno de los pueblos más bonitos de Extremadura.

Robledillo de Gata, un laberinto de pasadizos

El pueblo ha adoptado la forma escalonada del terreno, la misma de esos bancales que lo rodean. Levantado a orillas del río Árrago, sus calles se abren en forma de embudo. Calles casi siempre sinuosas, empinadas y ante todo diferentes porque a veces parecen desaparecer engullidas por las viviendas. Robledillo de Gata es una sucesión de pasajes, túneles y voladizos.

Pasadizos en Robledillo de Gata
Pasadizos en Robledillo de Gata. | Shutterstock

El sentido de esa singular arquitectura es eminentemente práctico. Una de las razones hay que buscarla en las características del terreno, en esas pendientes que obligaban a construir las casas a diferentes alturas. La otra son los aleros y balconadas típicos de esta zona que sobresalen de las fachadas hasta rozar las de los vecinos y que en algunos casos se unen a ellas.

El resultado hijo llama a las que prácticamente no llega el sol inclemente del verano, pero donde las viviendas quedan guarecidas de los rigores del invierno. Calles que guardan secretos y leyendas, como las que hace mucho protagonizaron los bandoleros que forman parte de la historia más oscura de la Sierra de Gata. Pero hoy son más las luces que las sombras y pasear por Robledillo de Gata es una experiencia de lo más enriquecedora.

Piedra, madera y adobe

Calle de Robledillo de Gata
Calle de Robledillo de Gata. | Shutterstock

La esencia serrana de Robledillo de Gata se percibe en otros muchos detalles, realmente en cada una de sus viviendas. Son casas de muros de adobe o de pizarra tosca, de entramados y galerías de madera y de tejas árabes. Todos ellos se visten de tonalidades que hacen que esas viviendas se integren a la perfección en uno de los paisajes más bellos de la provincia de Cáceres.

La distribución de las viviendas habla de la que hasta no hace mucho era la forma de vida de los habitantes de este pueblo. La planta baja estaba destinada a los animales. ya las bodegas. La primera era el siempre modesto hogar, que se disponía alrededor de la cocina. Y la planta alta servía de desván ya veces de secadero de esas chacinas que eran parte del sustento de sus moradores.

Otro gran protagonista: el agua

Cascada en Robledillo de Gata
Cascada en Robledillo de Gata. | Shutterstock

El sonido del agua rompe el silencio en Robledillo de Gata. Esa fuente de vida que es el río Árrago se precipita desde lo más alto del valle y forma piscinas naturales de aguas gélidas, pero muy apetecibles en verano. Ya junto al casco urbano, baja en forma de pequeñas cascadas que refrescan el ambiente, mientras que algunos puentes permiten adentrarse en el entorno que abraza a esta localidad.

Pero si hay una construcción que sobresale en ese conjunto esa es un viejo molino, una almazara de la época medieval que funcionó hasta hace apenas 50 años. Es el recuerdo de que en estas tierras crece una variedad de aceituna, la manzanilla cacereña, con la que se elabora un excelente aceite. Las ruedas del molino ya no giran, y su maquinaria es ahora parte del Museo del Aceite en el que hace unos años se reconvirtió esta construcción.

Los tesoros de Robledillo de Gata

Robledillo de Gata
Robledillo de Gata. | Shutterstock

Sobre el casco urbano de Robledillo de Gata se alza la Iglesia de la Asunción, levantada en el siglo XVI sobre una antigua casona de los duques de Alba. De aspecto tan modesto como el resto del pueblo, guarda dos pequeñas joyas: por un lado, una sacristía con una cubierta. mudéjar y, por otro, una bella imagen de un Cristo yacente.

Y aunque las callesjuelas de Robledillo de Gata invitan a olvidarse del tiempo para recrearse en cada detalle, merece la pena alejarse un poco y sumergirse en la belleza de la Sierra de Gata. Los senderos que parten de él permiten adentrarse en la vecina comarca de Las Hurdes o llevan a rincones como la cascada del Chorritero de Ovejuela, el dolmen de Robledillo o los restos de la antigua ermita de Santo Tomé. todos ellos caminos entre bosques de robles, de pinos y de castaños en medio de un entorno idílico.

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Autor: Sonsoles Jiménez González
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