La torre inclinada de Pisa lleva muchos años asombrando al mundo con su equilibrio imposible, y lo cierto es que merece la fama. Puede llegar a ser la más llamativa de estas construcciones que parecen querer recostarse sobre el suelo, o quizás es que ha tenido mejor y más publicidad que otras. Porque hay otras, de eso no hay que tener duda. De hecho, no hace falta irse a italia: en España se pueden encontrar al menos cinco ejemplos con características similares. Estas son algunas de las sorprendentes ‘torres de Pisa’ repartidas por la geografía española.
Las ‘torres de Pisa’ que se encuentran sin salir de España
Iglesia de San Juan de los Panetes, Zaragoza
Muy cerca de la afamada plaza del pilar, en Zaragoza capital, se encuentra la iglesia de San Juan de los Panetes, la primera en este paseo por las ‘torres de Pisa’ españolas. No es un templo especialmente destacable, pero es que no ha tenido una vida fácil. A lo largo de su historia ha sufrido dos devastadores incendios. que son los culpables de que hoy en día su interior se encuentre prácticamente desnudo.
Ahora bien: su torre inclinada es llamativa hasta decir basta. De estilo mudéjar, con ciertos aires renacentistas, se levantó en el siglo XVI. A punto estuvo de ser derribada a comienzos del siglo pasadopero se luchó por su conservación y finalmente se rindieron ante la evidencia de que, aun con su defecto, es un símbolo de la ciudad.
Torre del Reloj, Ateca
La torre del Reloj se encuentra situada junto a la iglesia de Santa María de Ateca, destacando sobre prácticamente cualquier edificio de cuantos tiene cerca. Se tiene constancia de la existencia de una torre a finales de la Edad Media., que tuvo que ser remodelada en numerosas ocasiones, motivo por el que finalmente se decidió demolerla. Se construyó en su lugar, a mediados del siglo XVI, una nueva torre aprovechando la base anterior.
En su levantamiento trabajaron maestros cristianos y musulmanes, siendo evidente la mezcla de estilos en su segundo cuerpo, el más interesante de los dos… Y también el que se inclina como si no tuviera más remedio que hacerlo. Un error en su concepción y posterior desarrollo, probablemente por la rapidez con la que quiso ejecutarse, provocó esta inclinación que nunca llegó a corregirse. Ni falta que hace, claro.
Torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Bujalance
La torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en el pueblo cordobes de Bujalance, es conocida como la ‘Catedral de la Campiña’. Empezó a construirse a comienzos del siglo XVI, concretamente en 1611. Las obras no concluyeron hasta 1788. La atalaya alcanza una altura de 55 metros., está construida con ladrillo y es una de las más altas de toda la provincia. Puede verse, de hecho, a varios kilómetros de distancia. Tiene alrededor de metro y medio de inclinación, así que también resulta bastante impresionante.
Torre de la iglesia de Santa Eugenia, Nerellá
La iglesia a la que pertenece la siguiente torre protagonista es verdaderamente antigua. Aparece documentada en el año 839, en el acta de consagración de la catedral de Urgell. Durante este período fue una de las parroquias más importantes de la zona que rodea a Nerellá, en Lérida. Su campanario, sin embargo, se añadió en el siglo XI. No ha sido modificado desde entonces, por lo que parece que esa inclinación de más de un metro está presente también desde su origen. De hecho, se la conoce como la ‘torre de Pisa de la Cerdanya’, aunque no hay que pasar por alto que es anterior a la italiana, datada a finales del siglo XII.
Torre Nueva, Zaragoza
El último caso de las ‘torres de Pisa’ de España es muy particular, pues se trata de una torre que un día de hoy no puede visitarse. Durante varios siglos, sin embargo, fue el edificio más alto de zaragoza, llegando a medir 80 metros. El edificio se construyó a comienzos del siglo XVI, con la intención de que hiciera las veces de reloj y campanario. Se ubicó en la plaza San Felipe y en 15 meses ya estaba en funcionamiento. El problema es, precisamente, este: las prisas juegan malas pasadas, como ya se vio anteriormente, y también en este caso fue la causa de su inclinación.
El paso del tiempo provocó que el reloj dejase de funcionar y las inclemencias meteorológicas dañaron la construcción, por lo que, a mediados del siglo XIX, La intención de derrumbarla empezó a ser más que un rumor.. Se llevó a cabo, finalmente, en los últimos años de la centuria, sin importar que fuera uno de los grandes iconos de la ciudad. Aún así, de alguna manera, lo es. Una torre así no se olvida.
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Autor: Judith Torquemada
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