Cada año, un certamen elige por votación popular la Capital del Turismo Rural en España. En su última edición, el galardón ha viajado a un precioso pueblo del norte. Concretamente, ha ido a parar a una tierra colindante entre dos mundos, un lugar de contacto entre regiones y costumbres donde el pasado se proyecta hacia el futuro.
Una revelación en el norte más rural
El río Agüeira, poco después de nacer en el concejo de Fonsagrada, en Lugo, entra en tierras asturianas. Lo hace por una comarca históricamente aislada del resto del Principado, algo abrupta y magníficamente boscosa, que ha mantenido una personalidad tan poderosa como atrayente.
Se trata de la zona de los Oscos, tierra de transición entre Galicia y Asturiasuno de los lugares donde se puede oír hablar el eonaviego, también llamado gallego-asturiano. El primer pueblo llegando desde Galicia es Santa Eulalia de Oscos, o Santalla d’Ozcos en la lengua local, el flamante ganador de la capitalidad del turismo rural este año.
Naturaleza envidiable en Santa Eulalia de Oscos
Toda la comarca de los Oscos se encuadra en una zona más amplia declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, como es la del Río Eo, Oscos y Tierras de Burón, compartida con Galicia. El concejo de Santa Eulalia de Oscos, en concreto, puede presumir de tener casi tres cuartas partes de su extensión cubierta de bosque.
El otro gran tesoro del municipio es el agua, gracias al río Agüeira y algunos afluentes de este, como el Barcia y el Murias. Este último río alberga la espectacular Seimeira de Murias, una cascada de 30 metros que es una de las principales joyas naturales del lugar. Además, es una zona montañosa, con alturas que rozan los mil metros en el pico Outeiro Grande.
Aldeas y caminos para recorrer
Pese a no ser un concejo muy extenso, Santa Eulalia se compone de dos parroquias y un importante número de aldeas. Solo la que da nombre al municipio supera los 100 habitantesmientras que los demás están todos por debajo de las tres decenas de personas.
Esta variedad de alquerías significa que hay un sinfín de rutas que se pueden hacer, arrancando en algunas tan pintorescas como Ferreira o Barcia, hacia parajes extraordinarios como La Coba, el Pico del Orro, Os Cortios o el más celebrado de todos ellos, la cascada. En cualquiera de estas rutas y ubicaciones se disfruta de la compañía siempre agradable de castaños, robles y alisos, además de los cursos de agua que surgen aquí y allá.
La historia de estos pueblos. También se deja sentir en diferentes puntos, ya sea en forma de capillas aisladas o de vestigios de antiguas explotaciones mineras.
Las visitas que no pueden faltar en Santa Eulalia de Oscos
Más allá de las deliciosas caminatas por el concejo, hay lugares que ayudan a entender la esencia de este rincón asturiano y que nos sitúan de lleno en el modo de vida tradicional del municipio. Uno es el Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos, un industrial del siglo XVIII que fue gran impulsor de la siderurgia y productor de un afamado tipo de loza, la cerámica de Sargadelos.
La importancia del trabajo del hierro se exponen con todo su esplendor en el Conjunto Etnográfico de Mazonovoun «mazo» o taller de forjar del siglo XVIII que se ha rehabilitado para divulgar esta actividad ancestral. Una de las aplicaciones más interesantes del trabajo del metal es la fabricación de navajas, que también se puede observar en Santa Eulalia.
La arquitectura también tiene muestras interesantes, desde las iglesias de Santa Eulalia y Nonide hasta las numerosas capillas rurales que salpican el concejo. Entre la arquitectura civil hay que mencionar caseríos campestres típicos como la Casa de Aquel Cabo, de 1862, o la casona blasonada de La Pruida.
Estas construcciones son buenos ejemplos de la vida en los Oscos durante siglos, pero realmente todas las casas se mantienen. esa personalidad típica en la piedra de sus muros y en la pizarra de los tejadosque pueden recordar a las del Pirineo.
Santa Eulalia de Oscos, paraíso gastronómico
Una zona que está envuelta por tradiciones culinarias tan potentes como la gallega, la asturiana o la leonesa no puede defraudar, y todas esas influencias se perciben a la hora de sentarse a la mesa. Los excelentes productos locales permiten los exquisitos quesos de Oscos, el botelo o botillo, guisos a base de grelos y otras delicias como los roxois, parecidos a los chicharrones. La excelente miel, que se produce en el mismo pueblo, encanta a los más golosos, y lo mismo pasa con los tradicionales. frixuelosel postre típico de algunas celebraciones.
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Autor: Fran Agudo
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