Se suele decir que las mejores esencias se guardan en frascos pequeños. Es un dicho que bien podría aplicarse a la que se ha bautizado como la ‘Capilla Sixtina mozárabe’, una diminuta ermita en tierras de Soria que esconde un tesoro de enorme valor. Ese tesoro no es otro que uno de los conjuntos pictóricos más sobresalientes de ese estilo artístico..
La de esta ermita es una belleza singular, pero es también una historia de tintes casi rocambolescos. El final no fue precisamente feliz, porque una parte de esas pinturas se arrancaron sin piedad. No obstante, al entrar en el templo da la impresión de que un designio divino evitó que se consumara el desastre provocado por la acción humana y se empeñó en que el lugar conservara un aire místico ya la vez misterioso.
La ‘Capilla Sixtina mozárabe’, una joya prerrománica
La Ermita de San Baudelio, que se alza en la localidad de Casillas de Berlanga, ha visto pasar mil años de historia, con sus luces y con sus sombras. Se construyó a finales del siglo XI. y desde entonces muros han resistido impeterritos mil y un avatares. No así su extraordinaria decoración interior, víctima de la codicia humana o, más exactamente, del tráfico de obras de arte en un momento en el que las leyes eran mucho más laxas que ahora.
La exquisita decoración de la Ermita de San Baudelio
Lo primero que llama la atención al traspasar el arco de herradura de su entrada es una inmensa columna de la que parten ocho arcos a modo de palmera. Es la primera pista de que los humildes muros de mampostería de San Baudelio resultan engañosos y esconden mucho más de lo que dan a entender si solo los contemplamos desde fuera.
Superada la sorpresa que causa esa elaborada columna, se abre ante la vista lo que fue un extraordinario conjunto de pinturas murales. Es una de esas joyas artísticas poco conocidas, pero de incalculable valor porque no existe nada parecido en España. Ábside, columnas, techos y paredes se vistieron de pinturas que manos anónimas pero exquisitas realizaron al temple sobre yeso hace ya 900 años.
El programa iconográfico de San Baudelio es único no solo por su antigüedad, también por su delicada factura y por la variedad de escenas. Sus autores, porque se cree que fueron al menos tres., representaron en los muros de la ermita episodios bíblicos, desde la resurrección de Lázaro y las bodas de Caná a escenas de la Pasión o la Resurrección. Otras, en cambio, son pinturas de temática profana protagonizadas por cazadores, guerreros y animales de lo más diverso.
Es inevitable sentir una cierta emoción al entrar en esta ‘Capilla Sixtina mozárabe’, porque de sus muros se desprenden la misma espiritualidad que hace ocho siglos, a pesar de que son muros que están semidesnudos. No fueron ni el tiempo ni el abandono los que provocaron que parte de las pinturas ya no estén allí. De hecho, se conservan, pero a muchos kilómetros de distancia.
El expolio legal de San Baudelio
Hace un siglo, San Baudelio vivió el episodio más oscuro y dramático de su historia. Fue un expolio que nunca debió producirse, pero que inexplicablemente se legalizó. En aquel entonces, la ermita era propiedad de los vecinos de Casillas de Berlanga, que la utilizaban como almacén. Desde 1917 era Monumento Histórico Artístico, pero en 1922 Llegó a la localidad un marchante de arte y ofreció por las pinturas 65.000 pesetas.entonces una pequeña fortuna.
Los propietarios no lo pensaron dos veces y no pasó mucho tiempo antes de que los frescos comenzarán a arrancarse sin miramientos. Hubo protestas, se paralizaron los trabajos y hasta se inmovilizaron las pinturas que ya se habían extraído. Finalmente, la cuestión llegó a los tribunales y ocurrió lo que muchos no esperaban: el Tribunal Supremo dio la razón a los propietarios de San Baudelio. El expolio se consumió de inmediato.
La ‘Capilla Sixtina mozárabe’, un tesoro fragmentado
Tras aquella inexplicable decisión, el maravilloso programa iconográfico de la ‘Capilla Sixtina mozárabe’ quedó fragmentado para siempre y el interior de la Ermita de San Baudelio despojado para siempre de parte de su decoración. Las pinturas que se habían arrancado se vendieron y Acabaron repartidas en varios museos de Estados Unidos.
Solo una pequeña parte regresó años después a Españapero no al que había sido su hogar, sino al Museo del Prado. Aquella operación también fue singular porque tuvo un precio elevado. A cambio de esos frescos, se cedía de manera indefinida al Museo de Arte Metropolitano de Nueva York otro valioso tesoro: el ábside románico de la iglesia segoviana de San Martín.
No quiere decir todo ello que la visita a la Ermita de San Baudelio carezca de interés, al contrario. Afortunadamente, algunas de las pinturas aún se conservan, se habían agarrado de tal forma al soporte que era imposible separarlas de él. Otros parece que no quisieron abandonar San Baudelio sin dejar su marca, que aún es visible y permiten identificar o al menos imaginar las escenas que representaban.
San Baudelio fue cruelmente despojado de parte de su esencia, pero la decoración original que conserva permite recrear la extraordinaria belleza que guardaba antes del expolio. Solo es necesario un pequeño vistazo y conocer su historia para entender el porqué de ese sobrenombre de ‘Capilla Sixtina mozárabe’.
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Autor: Sonsoles Jiménez González
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