De la capital manchega poco se puede decir que no se sepa. Toledo es una ciudad monumental única. Una ciudad Patrimonio de la Humanidad donde quedaron plasmadas para siempre las huellas de esas tres culturas que hace siglos convivieron en ella. Pero hablar de Toledo es hacerlo también de una provincia que alberga tesoros de valor incalculable. Hijo maravillas que se alzan en forma de construcciones fascinantes, que a veces son pequeños caprichos de la naturaleza y que en otras ocasiones simplemente hay que sentir.
Pueblos de Toledo con encanto
Consuegra, escenario quijotesco
Las huellas de Don Quijote se pueden seguir por gran parte de la provincia de Toledo. Sin embargo, es en Consuegra donde se alza el conjunto más impresionante de esos gigantes a los que se enfrentó el ingenioso hidalgo en sus andanzas. Hijo 12 molinos de viento que conserva la localidad y que se alinean en el Cerro Calderico, con el Castillo de la Muela elevando su silueta entre ellos. Pero Consuegra tiene otras joyas, como el Edificio de los Corredores, la iglesia parroquial Santa María la Mayor o una presa romana construida en el siglo I.
Cualquier momento es perfecto para visitar una localidad que es pura fotogenia, aunque celebre dos eventos que hacen que sus calles se transformen. El primero es Consuegra Medieval, cuando se recrea la batalla que aquí tuvo lugar el 15 de agosto del año 1097 y en la que murió el hijo del Cid. La segunda es la Fiesta de la Rosa del Azafrána finales de octubre.
Ocaña, el Pórtico de La Mancha
Ocaña es conocida por su bella Plaza Mayor, una plaza porticada de aires barrocos que ordenó levantar a Carlos III. Pero es a sus afueras donde se descubre una de las construcciones más singulares de toda la provincia: la Fuente Grande, una magnífica obra de ingeniería hidráulica de los tiempos de Felipe II.
El conjunto se compone de una gran galería cubierta con una decena de caños, dos lavaderos y abrevaderos. Su estilo renacentista recuerda mucho al del Monasterio de El Escorial o al cercano Palacio de Aranjuez. No es casualidad, puesto que detrás del proyecto estuvo la mano del arquitecto favorito de Felipe II, Juan de Herrera, el mismo que trabajó en los dos Reales Sitios.
Y aún hay un elemento añadido que hace de Ocaña una de las maravillas de Toledo. No es otro que su Semana Santa, que se vive con auténtica devoción y que es Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Tembleque y su plaza porticada
la de tembleque no solo es una de las plazas más amplias de Toledo, también es una de las más bonitas. es una plaza de soportales, de entramados de madera y de forjados de bovedilla en la que destaca un llamativo torreón que se alza en una de sus entradas. Se levantó en el siglo XVII y desde entonces ha sido escenario de todo tipo de celebraciones y espectáculos. De hecho, su aspecto recuerda al de los corrales de comedias tan afamados en aquella época.
Pero Tembleque conserva otras pequeñas maravillas en forma de edificios singulares. Hay que dejarse llevar por su pequeño casco urbano para llegar a la gótica Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o la barroca Casa de las Torres. Y ya a las afueras esperan dos molinos completamente restaurados que dominan un paisaje sustancialmente manchego desde lo alto de un pequeño promontorio.
Tras las huellas de la historia en Toledo
El pasado romano de Toledo en el Parque Arqueológico de Carranque
Hace apenas cuarenta años que los restos de la villa romana de Carranque se descubrieron por casualidad junto al río Guadarrama. En poco tiempo las excavaciones sacaron a la luz una auténtica joya, una mansión señorial que tenía las mayores comodidades de la época, desde calefacción a agua corriente. No en vano se cree que la villa perteneció a un alto cargo del Imperio que además era familiar del emperador Teodosio: Materno Cinegio.
Pero la lujosa existencia de sus moradores no se aprecia solo en esas comodidades. Se puede imaginar, sobre todo, gracias a la magnífica colección de mosaicos que cubren los suelos de las diferentes estancias de la villa. Son mosaicos que representan escenas mitológicas y que sorprenden por la belleza de las composiciones y una exquisita factura.
Guadamur visigodo y medieval
El castillo de la localidad de Guadamur es uno de los más bellos y mejor conservados de la provincia de Toledo. Los muros de esta fortaleza palaciega han visto pasar seis siglos de historia y han tenido moradores tan ilustres como Juana la Loca, Felipe el Hermoso, Carlos V o el Cardenal Cisneros. También fue huésped, aunque no precisamente de forma voluntaria, la intrigante. princesa de ébolia la que el rey Felipe II mando encerrar en este castillo.
No muy lejos se encuentra el Yacimiento Arqueológico de Guarrazar, recuerdo del reino visigodo de Toledo. En este lugar se encontró un auténtico tesoro, un soberbio conjunto de coronas y cruces de oro y piedras preciosas. La más impresionante, la Corona de Recesvinto, se custodia en el Museo Arqueológico Nacional. Aunque las piezas originales no están en Guadamur, sí se pueden contemplar sus réplicas en el Centro de Interpretación del Tesoro de Guarrazar.
Naturaleza sorprendente en las maravillas de Toledo.
Las Barrancas de Burujón, un paisaje de otro planeta
En las Barrancas de Burujón el paisaje se ve de cárcavas y precipicios de hasta 120 metros de altura que miran hacia el Embalse de Castrejón. Un paisaje de tonos rojizos moldeado por la erosión y que de algún modo recuerda al de ese Gran Cañón situado a millas de kilómetros. Aunque bastante más modestas, las Barrancas de Burujón no son solo especiales por su valor paisajístico, sino también por su particular biodiversidad.
De cada rincón de este capricho de la naturaleza se puede disfrutar gracias a un pequeño sendero que bordea sus acantilados y que está salpicado de miradores. Un consejo: esperar al atardecer para contemplar cómo los últimos rayos del sol intensifican el color rojizo del terreno y crean un escenario casi onírico.
Vida salvaje en el Parque Nacional de Cabañeros
Aunque compartido con Ciudad Real y aunque solo una pequeña parte de su territorio pertenece a Toledo, el Parque Nacional de Cabañeros es indiscutiblemente la gran joya natural de esta provincia. Senderos como los que llevan a la Chorrera Chica o al Pico Rocigalgo permiten sumergirse en su belleza paisajística y admirar la variedad de ecosistemas que alberga. Un parque que es una buena representación de bosque mediterráneo y que, cuando llega el otoño, es escenario de un espectáculo fascinante: el de la berrea del ciervo.
Arte y tradiciones centenarias en tierras de Toledo
Talavera de la Reina y su cerámica.
La ceramica de talavera es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Todo un arte que alcanzó su máximo esplendor en el Siglo de Oro y que adorna infinidad de rincones no solo de Toledo, sino de todo el mundo.
Pero nada como visitar su lugar de origen para entenderla y admirarla. El Museo de Cerámica Ruiz de Luna alberga fabulosa colección de piezas desde el siglo XIV y a la Basílica de Nuestra Señora del Prado se la conoce como la ‘Capilla Sixtina’ de la cerámica talaverana. Solo dos razones para visitar una ciudad con muchos otros atractivos que merece la pena descubrir.
El Corpus Christi de Lagartera
Intrincados y coloridos, los bordados de Lagartera son auténticas obras de arte. Dan forma a uno de los trajes regionales más elaborados y vistosos de la geografía nacional. Y hay una celebración en la que cobran protagonismo no solo los trajes, también bellos altares que se colocan y decoran en la puerta de las casas. Es una de las fiestas grandes de Lagartera: la del Corpus Christi.
Los miembros de la Cofradía de la Vera Cruz asisten a sus mejores galas para acompañar a la Santa Custodia en procesión. Un despliegue de devoción, arte y tradición que se celebra desde 1590.. Es una de las maravillas de Toledo más singulares y coloridas y, de hecho, es Fiesta de Interés Turístico Regional, mientras que esos fabulosos bordados gozan de la calificación de Bien de Interés Cultural.
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Autor: Sonsoles Jiménez González
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