¿Has escuchado alguna vez hablar de los Saltos del Monday? Paraguay, ese país a veces olvidado por el turismo, tiene muchos tesoros escondidos, entre ellos, los Saltos del Monday, una imponente catarata que bien merece la visita.
Carol, la amiga de Fede, (Fede, el chico que amablemente me alojó en su casa en Ciudad del Este más de una semana), vino a buscarme. Fuimos en su auto, a buscar a su hermana y a otro chico al colegio. De ahí los llevamos para casa. Vane se quitó el uniforme y luego bajo unos araticús del árbol para que yo probara. Nos los comimos en la casa con su madre. Después salimos, pasamos por Mathi y finalmente por Fede y ya todos juntos fuimos al Distrito Presidente Franco, a orillas del río Paraná, a solo 10km de Ciudad del Este, donde se encuentran los hermosos Saltos del Monday.
La verdad que después de haber estado en las cataratas de Iguazú, no me esperaba demasiado, pero el paseo mereció la pena y fue una buena salida de la ciudad, desconectar el cuerpo y el cerebro por un rato.
Cómo llegar a los Saltos del Monday
Los Saltos del Monday están a sólo 10 kilómetros de Ciudad del Este, en el distrito de Presidente Franco. Nosotros llegamos en auto, aparcamos a un costado de la carretera y les regalamos un araticú a un par de señoras que estaban tomando tereré a la puerta de su casa para que nos hicieran el favor de echarle un vistazo al coche.
Que yo sepa no hay ningún autobús que te lleve directamente hasta ahí por lo que si no dispones de coche la única opción es el taxi. Puedes sacarlo por unos 10 o 15€ y acordar que te espere una hora antes de traerte de vuelta.
La entrada a los Saltos Monday
Para entrar a los Saltos del Monday hay una entrada, en la que por lo visto hay que pagar, creo que no es demasiado, como unos 6.000 guaraníes. Ahí hay un mirador desde donde podrás disfrutar de los Saltos del Monday desde arriba, un parque, baños y esas cosas.
Nosotros entramos por abajo, ahorrándonos la entrada. Nos metimos por la vereda y por un pequeño camino de tierra fuimos bajando. Fue el ejercicio del día y también nos hizo reír, porque Vane bajo un tramo deslizando y casi se cae camino abajo.
Pasamos un pequeño riachuelo y entonces ya se podía ver el río. Aún había que caminar un poco más por las piedras y saltar los cables para finalmente sentarnos tranquilos a tomar tereré y contemplar la impresionante caída del agua desde abajo. Si te ibas hasta la esquina podías sentir la fuerza del agua y refrescarte con una pequeña «ducha» del intenso calor.
Me gustó poder contemplar el agua así. Las cataratas de Iguazú fueron impresionantes y el paisaje era tan espectacular que nada era capaz de empañarlo, pero aún así, los camino trazados, el tren, el Subway en cada estación, los turistas, las cámaras de fotos, los niños, los japoneses, los guardas, los puentes… Había mucho por ver y poco tiempo, pues cerraban a las 6. La Garganta del Diablo, el Sendero Superior, el Inferior, este animal, el otro. El japonés que se quiere tomar una foto justo ahí donde estás parado. El tráfico de gente en los lugares estrechos… Me gustó, pero no pude sentarme un rato tranquila a disfrutar de la visualización de esa maravilla. Había que conocerlo todo y no podías estorbar al que venía detrás de ti. Era ver, fotografiar y seguir.
En los Saltos del Monday, en cambio, pude disfrutar de un largo rato en el que simplemente me quedé observando el agua caer mientras tras de mí conversaban y bebían tereré los demás.
Me perdí por un instante viendo el agua llegar tranquila, para precipitarse después. Separarse pequeñas porciones de agua del resto, volar para arriba debido a la velocidad de la caída, para caer de nuevo en forma de multitud de gotitas. Toda esa cantidad de agua cayendo a la vez. Todos eso pequeños suicidas que podías ver arremolinarse tras la caída para seguir río abajo a gran velocidad, pero recompuestos tras el salto.
Los vencejos tras la cascada
También pude ver a los vencejos que viven tras el agua de la cascada. En cuanto te contaban que estaban, entrecerrabas un poco tus ojos y entonces los veías. Describían círculos bien arriba hasta que bajaban en picado a toda velocidad para perderse de nuestros ojos al entrar en la enorme masa de la cascada. Era impresionante pensar como ese animal tan pequeño podía atravesar así tanta cantidad de agua precipitándose en picado. Tan impresionante como descubrir que estas curiosas aves pasan casi toda su vida volando. Comen volando, se aparean volando y hasta duermen volando. Solo paran para poner sus huevos y el día que las aves abandonan el nido lo hacen volando para no volver jamás a él. Uno de estos pequeños pajaritos puede estar nueve meses seguidos volando sin parar. Imagínense lo agotador que debe ser eso.
¡Espero que te haya gustado este artículo sobre los Saltos del Monday y que disfrutes visitándolos! Ahora te espero en los comentarios para que me cuentes si has estado y qué te han parecido 🙂
Yo te espero en Instagram y Facebook donde, como siempre, voy compartiendo mi viaje a tiempo real.
Un abrazo,
Y SI QUIERES LEER MÁS SOBRE PARAGUAY TE RECOMIENDO:
Autor: Andrea Bergareche
Fuente de contenido