El lugar que descubrimos hoy es un auténtico capricho de la naturaleza, uno de esos espacios envueltos en un halo mágico que invita a olvidarse de todo lo que no sea la sorpresa que a cada paso se abre ante la vista. Es un laberinto donde no hay principio ni final, donde se puede caminar sin rumbo fijo y sin intención alguna de salir porque el tiempo parece detenerse en él. Lo forman una sucesión de rocas de formas singulares., a veces casi surrealistas, que la erosión ha moldeado a su antojo durante millones de años. Es, en definitiva, un lugar casi de fantasía que se alza al norte de Palencia.
Un lugar para perderse
El Monumento Natural de las Tuerces se localiza entre las localidades Villaescusa de las Torres y Mave. Tal vez así parezca complicado situarlo en el mapa, pero lo es mucho menos si añadimos que este peculiar paraje protegido está a apenas ocho kilómetros de Aguilar de Campoovilla de renombre en la provincia.
Llegar a su laberinto no es complicado, pero hay que elevar la vista para descubrir esas curiosas figuras pétreas. No se esconden, al contrario, se vislumbran en lo alto de una amplia meseta elevada. A sus pies, casi de puntillas, serpentea un río Pisuerga que se adivina al fondo de un profundo cañón.
Pero antes de ascender a Las Tuerces hay que dedicar un momento para contemplar y entender esa especie de altiplanicie que tiene algo especial. Forma parte del Geoparque de la Unesco de Las Loras. Ese es el nombre que recibe los enormes páramos calizos elevados que protagonizan el paisaje del norte de las provincias de Palencia y Burgos. Páramos que, como ocurre en Las Tuerces, están separados entre sí por desfiladeros.
El Laberinto de Las Tuerces
Ya en lo alto de La Lora, y casi de forma inevitable, esas siluetas a veces fantasmagóricas que acompañan en el paseo recuerdan a otros rincones similares más conocidos, como la Ciudad Encantada de Cuenca o el Torcal de Antequera. Tiene su explicación: todos ellos son paisajes kársticos. Se trata de espacios donde la fuerza del agua y de los agentes meteorológicos han ido disolviendo y esculpiendo sin piedad la roca caliza hasta crear espacios de auténtica fantasía.
Adentrarse en el Laberinto de Las Tuerces significa, por tanto, descubrir un paraje insólito donde perderse es toda una experiencia. Sus enormes rocas invitan a dejar volar la imaginación.. Unas recuerdan a algún animal, como Peña Perro o Peña Tortuga, el punto más elevado de Las Tuerces. Otros han adquirido forma de seta o de mesa. Y otras muchas, simplemente, parecen seres fantasmagóricos en medio de un escenario surrealista.
Pero no todo son esculturas pétreas en este singular monumento natural. Abandonando los caminos más transitados se descubre algún que otro estrecho pasillo de paredes casi cortados a cuchillo y semicubierto por la vegetación. También se pueden atravesar inmensos arcos naturales o adentrarse en cuevas de aspecto sombrío que un día fueron refugio de pueblos primitivos.
Cada paso es un descubrimiento nuevo en este espacio un tanto enigmático. Sin embargo, hay que hacer un pequeño esfuerzo para escapar de su embrujo y asomarse al paisaje que lo rodea, que no es menos impresionante. Esa meseta elevada en la que se encuentra el laberinto es un mirador privilegiado ante el que se abre la inmensa belleza de la montaña palentina.
Senderismo en Las Tuerces
Disfrutar de la singular belleza de Las Tuerces y de su entorno es tan sencillo como seguir alguno de los senderos que llevan hasta este espacio natural protegido. Y hay variedad para elegir, exactamente cinco rutas senderistas identificadas con otros tantos colores. Su punto de partida o llegada, la longitud del recorrido o los espacios que atraviesan son algo diferentes, pero tienen en común su escasa dificultad, por lo que no es necesario ser un senderista experimentado para disfrutar de ellas.
La más larga y de mayor exigencia es la ruta azul, entre las localidades de Mave y Gama. Son algo menos de diez kilómetros solo de ida que se corren en tres o cuatro horas. En el camino, una parada obligatoria es la iglesia rupestre de San Pelayo, un viejo oratorio excavado en la roca del que se tiene constancia ya en el siglo XII. La ruta más corta es la roja, con cinco kilómetros y medio que se recorre en un par de horas. Las otras tres rutas, identificadas con los colores amarillo, rosa y verde, son algo más largas, tienen entre siete y ocho kilómetros.
Qué ver cerca del Monumento Natural Laberinto de Las Tuerces
El Laberinto de Las Tuerces se encuentra en un punto privilegiado de la provincia de Palencia. La joya más cercana es ese cañón de La Horadada. por el que discurre el río Pisuerga. Se trata de una profunda garganta de paredes verticales que sirven de hogar a alimoches, milanos, halcones y buitres leonados. Pero hay que fijarse también en las cuevas que la salpican y en las que se han encontrado restos de ocupación humana de hace millas de años.
Para los amantes del arte y la historia, esta es también una comarca de descubrimientos, puesto que a un paso de este enclave natural es posible deleitarse con la serena belleza de la arquitectura romantica de las iglesias de Santa María de Mave o Gama. Y más lejos en el tiempo que nos llevan el eremitorio rupestre de Olleros de Pisuerga o el castro romano de Monte Cildájusto enfrente de Las Tuerces.
No hay que olvidar Aguilar de Campoo, villa histórica y monumental, capital además del románico norte. Cuenta con un impresionante patrimonio religioso del que el Monasterio de Santa María la Real, la Colegiata de San Miguel o la Iglesia de San Andrés son solo algunos ejemplos. Quedaría por mencionar su Plaza Mayor, sus palacios y casonas nobiliarias, el castillo y los restos de la antigua muralla. Es, de hecho, uno de los pueblos mas bonitos de Palencia.
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Autor: Sonsoles Jiménez González
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