La Costa Brava tiene toda la fuerza de las rocas y las montañas cuando chocan con el mar, como una gigantesca criatura mitológica que se baña en el Mediterráneo. En medio quedan esos pueblos de tradición marinera, entre dos mundos, erigiendo El blanco de sus casas contra el azul transparente del agua. Una bella postal donde no pueden faltar las playas de la Costa Brava que visitaremos a continuación.
¿Por qué destacan estas playas de la Costa Brava?
Las playas que vamos a ver tienen en común, primero de todo, Una extensión entre pequeñas y medianas. Apenas hay grandes superficies de arena, y además están algo apartadas de los núcleos de población. Parte del atractivo de estas playas es el tener que caminar, ir a su encuentro: son un premio a quien va un poco más allá.
Al margen de eso, todos comparten Un entorno de belleza inolvidableya sea por la cercanía de arboledas y roquedales o bien por la presencia de construcciones humanas que concentran la historia del lugar.
Clasificación de las mejores playas de la Costa Brava
8. El Portitxol
La playa El Portitxol pertenece a una de las poblaciones de mayor sabor marinero, L’Escala. Sin embargo, se encuentra alejada, Muy próxima a las fascinantes ruinas griegas y romanas Delaware Empurias.
Las caprichosas formas de las rocas cobran protagonismo, sobre todo en El arco monumental que forma uno de los extremos.. En otros farallones es habitual ver grupos de cormoranes, que nos recuerdan lo viva que está la naturaleza de este lugar.
7. Cala S’Alguer
La Cala S’Algueren Palamós, es pequeña y tiene una arena gruesa poco vista, pero compensa totalmente esa modestia con Una de las postales más coloridas de toda la Costa Brava.
La pintura azul, roja y de otros tonos en las puertas y ventanas de las construcciones crean una estampa impagable, además de remitirnos al modo de vida ancestral de estos pueblos, la pesca. Quien recorra los maravillosos caminos de ronda de este litoral tiene una parada obligada en este grupo de casitas frente al mar que es puro deleite.
6. Playa Sa Tuna
La Playa Sa Tuna, en Begures poesía para los sentidos. Su característica grava de cantos rodados, su forma perfecta, La bella arquitectura tradicional que se apiña en uno de sus flancosbajo una antigua torre con almenas y ventanas.
A nuestras espaldas, otras construcciones armoniosas y una buena cantidad de pinos. Un verde que nos recuerda que estamos A los pies de una pequeña sierra, las Montañas de Begurque marcan la fisonomía de uno de los pueblos más auténticos de toda la Costa Brava.
5. Aigua Xelida
La pequeña e irregular cala de Aigua Xelida fue Uno de los santuarios del escritor Josep Plael mejor conocido de la zona. En ella gozaba de un silencio absoluto y hallaba todo un símbolo del anhelo de una vida libre, como la del pescador Hermós.
Mucho de eso queda aún hoy día, además de las mismas aguas turquesas y lo agreste del contorno. Situada a poca distancia de Tamariues sin duda una de las mejores playas de la Costa Brava.
4. Isla Roja
La Isla Roja es una pequeña maravilla situada entre un telón de piedra, que la mantiene apartada de todo, y el mar. Se la reconoce seguida por La gran roca de color rojizo que la parte en dos y que le da nombre.
La parte sur, más pequeña que la otra, se considera nudistaaunque La arrebatadora belleza de esta playa Atrae a todo tipo de público. Se encuentra en el límite del término de Begur, al final de un camino que salva el desnivel y nos sumerge en este rincón de paraíso.
3. Playa de la Gola del Ter
La «gola» del Ter no es otra cosa que la desembocadura de este río, un diálogo entre elementos que crea uno de los paisajes más deslumbrantes de la Costa Brava. El agua dulce y la ensalada se funden en un horizonte despejado y magnífico, solo punteado por la silueta de las Islas Medas al fondo.
Es una playa de agradable arena, situada en una gran superficie llana y alejada de los sectores urbanizados. El valor paisajístico se une al biológico, que la convierte en Un santuario para peces y avesy con unos atardeceres que dejan sin palabras.
2. Playa de Castell
Última playa virgen de una cierta extensión en toda la Costa Bravala Playa de Castell Ha conseguido llegar con toda su belleza salvaje hasta nuestros días.. La única construcción es una casa de diseño moderno; el resto es vegetación abrazando el tramo final de la Riera d’Aubi.
En otro extremo, medio escondido, hay Un poblado ibérico que añade otra capa más de interés a este rincón perteneciente a Palamós. Una buena idea es llegar a esta playa después de recorrer el camino de ronda y otras calas del entorno, cada una una joya con personalidad propia.
1. Cala Taballera
En pleno Parque Natural del Cabo de Creusen el vertiente norte de esa península prodigiosa, se abre la Cala Taballera como Un secreto bien guardado entre elevaciones rocosas. Llegar a ella implica una caminata de más de una hora, muy poca cosa si se compara con la recompensa que espera.
Justo detrás de la playa propiamente dicha, permanecen en perfecta quietud Las aguas color verde esmeralda de un pequeño arroyoentre pinos y vegetación del mismo tono. Delante, una manga de mar perfectamente transparente. Un par de casetas de pescadores son el único testimonio de origen humano en muchos kilómetros.
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Autor: Fran Agudo
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