Acurrucada entre murallas y con la Sierra de Guadarrama como telón de fondo, Pedraza respira el aire gastado de los siglos. Pocas, muy pocas, tienen la fortuna de estar consideradas como una de las villas medievales mejor conservadas no sólo de Segovia o Castilla y León, sino también de España. Este pequeño universo de casonas blasonadas, plaza porticada, iglesia románica e incluso su propio castillo en el cual hubo reos de sangre real, juega a no cumplir años, a dejar que el tiempo sólo pase para los demás, para sus habitantes y visitantes que acuden a admirar el porte recio de la que para muchos es una escapada incapaz de decepcionar.
A poco más de una hora y media en coche desde Madrid, Pedraza nos ofrece un paseo por el tiempo donde, por supuesto hay mucho que ver, pero sobre todo que sentir y saborear.
Pedraza, una villa con Historia
Dicen que Pedraza de la Sierra, que así es su nombre completo, se perfuma cada día con el humo de las chimeneas y la preparación lenta y artesanal de un buen cochinillo asado segoviano. Por supuesto también de cordero lechal. Ésta siempre fue tierra de ganado, sobre todo ovino. De hecho el secreto de su esplendor en los siglos XVI y XVII se debe a la calidad de la lana de oveja merina que se exportaba a otras regiones del norte de Europa. Pero la localidad había nacido mucho antes, y con otros nombres que precedieron al actual como fue Petraria (con los romanos), Petrazán o Petracia Serrana.
Se cuenta que en el castillo que levantaron los árabes se refugió el Califa de Córdoba Abderramán III, aunque las formas actuales de este emplazamiento se deben a las obras de los máximos benefactores de Pedraza, la familia Velasco, Condestables de Castilla, Duques de Frías y Señores de la villa desde finales del siglo XV hasta entrado el siglo XIX cuando se abolieron los señoríos en el Reino de España.
Los Condestables y Señores residieron en el castillo de la villa durante cientos de años. Fue a partir del siglo XVI cuando, con su destacado papel en la industria textil europea, casas nobles y mercaderes que se habían hecho ricos gracias al comercio de la lana, establecieron sus casonas y palacetes intramuros, sobre todo en la Plaza Mayor. Todavía las fachadas desprenden innumerables símbolos heráldicos de algunas de las familias más poderosas de Castilla. Pero, como siempre, todo tiene su final. La crisis ganadera y la abolición del régimen señorial llevaron a Pedraza al olvido. Un olvido rescatado por no tocarse un ápice de este municipio que es fiel reflejo de cómo sería una villa importante en un día cualquiera del año 1600.
¿Qué ver en Pedraza? Ruta a través del tiempo.
Puerta de la Villa y Cárcel medieval
Pedraza, amurallada por completo, sólo contó (y cuenta) con una única entrada, la conocida como Puerta de la Villa, donde el escudo de Íñigo Fernández de Velasco destaca sobre su arco. Los coches acceden aquí para quedarse en el aparcamiento situado cerca del castillo. Pero un buen consejo es comenzar por este lugar y entrar caminando, como lo harían ciudadanos y visitantes durante siglos salvo por la noche, cuando la puerta se cerraba hasta la mañana siguiente.
Gran parte de la Puerta de la Villa sirvió también como cárcel pública. Una vez dentro del pueblo vemos la puerta y unas escaleras por las que subir para una visita curiosa. La sala de prevención donde retenía con grilletes a los presos, así como las oscuras celdas se han conservado perfectamente hasta hoy. Sin barrotes, porque las puertas eran de madera por la que entraba la luz que el carcelero deseara. Hasta quince personas podían compartir en una celda en la que no tenían espacio ni siquiera de tumbarse. Aunque lo peor se lo llevaban los condenados con delitos de sangre, que eran arrojados a mazmorras de las que sólo salían con los pies por delante. Los excrementos y orines de los presos de arriba, así como los propios, inundaban de hediondez un calabozo que se compactaba con barro y paja para limpiarlo cada mucho tiempo. Se dice que cuando se preparó para su restauración, aparecieron restos de cadáveres enterrados en medio del estiércol humano ya petrificado (Nota práctica: Visitas a la cárcel pública de Pedraza todos los días excepto lunes* de 11:30 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:30 h, precio individual: 4€, días laborables posibilidad de visitas para grupos a concertar, teléfonos 921 50 99 55 / 666 796 538 / 699 495 073). * Los lunes de agosto y cuando caigan en festivos o puentes, sí que abre para las visitas.
De camino a la Plaza Mayor por la Calle Real
Dejamos a un lado la Calle Matadero y penetramos por las estrecheces de la Calle Real, que nos lleva hasta la Plaza Mayor. En este camino por el empedrado nos damos cuenta de la riqueza de las fachadas y del valor de la villa de Pedraza medido en un conjunto urbano armónico al cual no se le puede poner ningún pero. Pocos pueblos en España han preservado de manera semejante sus edificios. No es de extrañar que en Pedraza se hayan rodado series como Isabel, Águila Roja, Toledo o incontables anuncios de televisión (me viene a la cabeza el de la Lotería de Navidad de 2013 con la Caballé, Bustamante, Raphael y su “Nanananana… nanana” parodiado hasta la extenuación y que ya es historia de la publicidad).
Las flores emergen de algunas ventanas enrejadas para dar algo de color a un conjunto robusto, incluso algo sobrio. Pero es la uniformidad en cada calle, en cada trazado, la que convierte a Pedraza en un lugar especial. Pocas cosas han cambiado en la villa, salvo la llegada del turismo, por supuesto, que desde hace décadas se ha convertido en todo un baluarte económico para Pedraza y sus habitantes, sabedores de que se trata de una de las escapadas preferidas de muchos españoles, sobre todo venidos de la capital (es una de las mejores escapadas cortas desde Madrid) , quienes se pierden en sus calles y asadores los fines de semana y los festivos en que el clima acompaña mínimamente.
La Plaza Mayor de Pedraza: blasones y soportales
Nada más empezar a ver columnas y soportales somos conscientes de que nos hallamos en la Plaza Mayor. De planta irregular, porticada y de una amplitud considerable, acoge algunos de los palacetes y casonas más impresionantes de la villa. Lo sabemos por sus escudos heráldicos y de las dimensiones propias de las residencias de casas nobles castellanas de la época, así como de quienes se beneficiaban del mercadeo lanar en cuanto a explotación y exportación.
Hoy muchas de esas casas son restaurantes y asadores que dan de comer (y bien) a los visitantes, quienes acuden a la búsqueda de buenas carnes de la tierra, así como los judiones de La Granja, que se preparan en Pedraza con una maestría excepcional. Durante el buen tiempo salen las sillas a la plaza para convertirla en la mejor terraza al aire libre de la comarca. No cabe duda que el emplazamiento es maravilloso.
La Plaza Mayor de Pedraza está preparada desde hace siglos para acoger numerosos festejos, sobre todo de carácter taurino. Como sucede en no pocas plazas castellanas, la posibilidad de transformarse en un coso, se advierte enseguida.
En la esquina gobierna la torre románica de San Juan Bautista, el templo cristiano más importante de la localidad, deja entrever su doble alquería. En su interior se mezclan otros conceptos artísticos como el barroco, aunque son muchos los elementos que posee de su origen en el siglo XIII como la gran pila bautismal. La imagen del Virgen del Carrascal es el foco de devoción en Pedraza. De hecho es un Santa Patrona y se saca en procesión durante la segunda semana de septiembre para dar inicio a unos festejos en los que sale lo mejor del folclore segoviano, jotas incluidas.
La Calle Mayor
Salimos de la plaza y tomamos la calle más emblemática de Pedraza, la encantadora Calle Mayor. De fondo se advierte la figura de un hermoso castillo. Flanqueados por fachadas de viviendas, restaurantes, comercios y hospederías hacemos un camino de apenas 400 metros que hay desde la plaza hasta la fortaleza. Este caparazón de no pocos siglos de antigüedad es parte de un paseo agradable y fotogénico en el que nos empieza a rugir el estómago con el olor que desprenden sus chimeneas.
Las ruinas de una iglesia de aspecto fantasmagórico como Santa María, en las inmediaciones del castillo, vieron tiempos mejores cuando alojaba las ceremonias religiosas de la Casa de los Velasco, los Duques de Frías. A una de las misas aquí celebradas en 1792 acudió el mismísimo Rey Carlos IV de España. Hoy, apenas quedan unos restos y una torre imperfecta. Surge entonces un terreno utilizado como aparcamiento y, por fin, el icono de Pedraza, su gran castillo.
El castillo de Pedraza
Nos ponemos frente a las puertas de la Historia. Es imposible no admirar un conjunto exterior cuyo origen es musulmán pero que en la Edad Media se rehízo completamente, sobre todo bajo la mano de los Señores de la familia Velasco, Duques de Frías y Condestables de Castilla desde finales del siglo XV.
El castillo de Pedraza hospedó o, mejor dicho, retuvo a varios personajes ilustres, como los hijos del Rey Francisco I de Francia, el gran enemigo del poderoso Emperador Carlos V. Siendo menores fueron intercambiados por su padre para que éste evitara la cárcel. Al final, uno de ellos murió y más adelante el pequeño Enrique, superviviente a un duro cautiverio, reinó en Francia como Enrique II. Pedraza tuvo un papel esencial en este encarcelamiento infantil que mantuvo en vilo a media Europa, sobre todo al país galo.
En 1926 adquirió el castillo el pintor Ignacio Zuloaga, quien se ocupó de reformarlo. Sus descendientes lo convirtieron en un museo que exhibiera las obras del artista vasco. Y así se daba una oportunidad de visitar las instalaciones de un castillo histórico que es y será por siempre el emblema de la villa de Pedraza.
Horarios y precios del castillo de Pedraza
Nota práctica: El castillo-museo Zuloaga abre de miércoles a domingo de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas (en invierno de 16:00 a 18:00) a un precio general de 7€. Lunes, martes y festivos con cita previa llamando a los teléfonos 92 150 98 25 – 616 24 44 – 680 15 62 74).
A por un buen asado
Tras las visitas de rigor no queda sino abalanzarnos sobre una fuente de barro con cochinillo o cordero. Las posibilidades son múltiples y la riqueza gastronómica se palpa en varios mesones de Pedraza, pero por experiencia y amabilidad de su personal nos quedamos con el Horno de asar “El jardín” (Calle Calzada, 6. Tel: 921 50 98 62, eljardindepedraza.com), donde además de los asados preparan una chuletillas de cordero para chuparse los dedos.
Muy famoso ahora es Casa Taberna, en la misma Plaza Mayor, regentado por Samantha Vallejo-Nágera (muy popular por ser jurado del programa de TV «MasterChef»), pero aún no hemos tenido el gusto de probar sus platos. ¡Quizás la próxima vez!
Para hacer la digestión seguimos paseando, esta vez por callejones menores donde todavía sobreviven algunas casas con los entramados de madera al aire. Y donde el anonimato y el silencio siguen haciendo acto de presencia. Calle Calzada, Calle Matadero o Calle Angosta son algunas de ellas. Si bien Pedraza es pequeña, intentar perdernos se convierte en un acto de fe con recompensa asegurada. La altura de la torre de San Juan Bautista nos servirá de brújula y las murallas de frontera.
NOTA: Se puede reservar un guía experto en la ciudad para la realización de una visita privada y a medida.
La noche de las velas
Los dos primeros sábados del mes de julio se colocan por la noche más de treinta y cinco mil velas en las calles de Pedraza para ser su única iluminación. En la noche de las velas, que atrae cada año a más público, no sólo se embellece la villa sino que también se dan numerosas actividades culturales y conciertos como los que se celebran en frente al castillo. Un amigo nos contó hace algún tiempo esta visita en su blog Fotonazos http://www.fotonazos.es/2011/07/la-noche-de-las-velas-en-pedraza/ y desde entonces tengo pendiente asistir. En 2020 esta festividad no se ha celebrado por razones sanitarias (crisis del coronavirus), pero para 2021 hay que guardárselo en la agenda de verano y celebrarlo a lo grande. La próxima noche de las velas será la más especial de todas. Fechas previstas: sábados 3 y 10 de julio de 2021.
En los alrededores de Pedraza hay mucho que ver y hacer…
Está claro que Pedraza es un destino para todo el año, haga frío o calor. Es ideal, además, para combinar con otras visitas próximas que merecen la pena como, por ejemplo:
- La iglesia románica de Sotosalbos, localidad mencionada en el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita, con una iglesia porticada del románico que conserva alguno de los mejores capiteles de este estilo en la península. Se pasa por esta localidad cuando vamos a Pedraza desde Segovia por la N-110.
- El pórtico románico de la ermita de Nuestra Señora de las Vegas en Requijada, a 8 km de la N-110 viniendo de Segovia y nada más desviarnos a la izquierda tras pasar La Salceda. Está camino a Pedraza en la carretera entre La Velilla y Val de San Pedro, y constituye uno de los mejores ejemplos del arte románico en la zona. Destaca por sus capitales y la policromía tanto en el exterior como en el interior del templo religioso.
- Sepúlveda, a 25 km de Pedraza, es una localidad segoviana con fantástico emplazamiento, ya que se eleva sobre las Hoces del Duratón. Tanto la villa, con sus formas medievales bien preservadas (tiene una cárcel pública visitable al igual que Pedraza) así como el Parque Natural Hoces del Duratón son una de esas visitas que dan para todo un día.
- A 30 km de Pedraza también está Turégano, con un castillo emblemático sobre un altozano en el cual estuvo encarcelado Antonio Pérez, Secretario de Felipe II y acusado por el asesinato de Rafael Escobedo y traición a la patria. Es un pueblo con mucho encanto el turismo no es tan masivo y que merece la pena para una escapada.
He debido estar en Pedraza un mínimo de cinco o seis veces a lo largo de mi vida. Cada ocasión ha sido especial y he seguido descubriendo cosas nuevas. Pero, sobre todo, he aprendido que los viajes en el tiempo son posibles sin apenas salir de casa. Porque siento a Segovia como un hogar y mi sangre es también segoviana.
¡Hasta próximas escapadas!
Sele
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Autor: Sele
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